El magistrado Juan Pedro Yllanes deja una bien remunerada y prestigiosa plaza de juez en la Audiencia Provincial de Palma para intentar lograr un escaño para Podemos en el Congreso de los Diputados. En mallorquín se dice que "qui barata es cap se grata...". El ya candidato es ambicioso pues intentó ser presidente de la Audiencia, pero no convenció a los miembros del CGPJ quienes se inclinaron por ascender a Diego Gómez-Reino. Nadie ahorra alabanzas al ya juez en excedencia -que no en excelencia- porque a enemigo que huye puente de plata, pero inexplicablemente se omite que Yllanes fue rechazado para el ascenso y que es segundo plato en Podemos, cosa que no todo el mundo aceptaría ser y menos para engrosar discretamente un grupo parlamentario que según las encuestas solo será el cuarto mayor del Congreso. Sus razones tendrá pero cuesta entenderlas.
El ahora candidato podrá ser objeto de crítica a partir de ahora, cosa que de no dar el salto a la política pocos se atreven a hacer. Miren si no al juez Castro quien pese a haber manifestado por boca de Alberto Jarabo, secretario general de Podemos en Balears, sus preferencias políticas por el partido de los círculos que se ponen morados, ahí sigue instruyendo causas que afectan de forma directa a un partido (el PP) situado a las antípodas del que despierta sus simpatías y al que dio calabazas porque ya le habían concedido la prórroga en la magistratura hasta los 72 años, lo que no le impidió mostrarse "honrado" por el ofrecimiento. Al menos Yllanes se marcha del juzgado, pero Castro va cada mañana y dice que es por "congruencia". Justamente por congruencia debiera de abstenerse de las causas que afectan al PP porque su instrucción está ahora marcada por sus simpatías políticas hacia Podemos.
Debe ser la misma congruencia con que en la oposición, los partidos de izquierda predicaron que se iba a potenciar IB3 y al llegar al Govern se le recorta el presupuesto y se consiente en reducir la calidad de la señal para dar cabida a los canales de TV3, lo que se conoce como desvestir un santo para vestir a otro. Básicamente es la misma congruencia con que el PSOE saca el crucifijo de la sala de plenos de Cort solo dos días después de que en Ibiza el presidente socialista del Consell, Vicent Torres, saliera en procesión con Santa Gertrudis, detrás de un gran Cristo dorado, lo que se conoce como estar en misa y repicando.
(Publicado en Última Hora)
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