El sábado se conmemoró el Día de las Fuerzas Armadas, una celebración oficial e institucional trufada de buenismo de salón y de autocomplacencia que oculta la realidad cotidiana en el seno de las unidades militares. Al día siguiente, domingo por la noche, en La Sexta TV la periodista Ana Pastor ofreció a los telespectadores su programa El Objetivo, donde entrevistó a la comandante del Ejército retirada, Zaida Cantera, que fue víctima de acoso sexual y laboral y que recientemente ha sido denunciada ante la Justicia Militar por su acosador, un coronel que cumplió una pena de cárcel en la prisión militar de Alcalá Meco y que ahora pretende vengarse acusándola de un delito de insulto a un superior.
Tras el testimonio de Zaida se abordó con todo rigor la
situación de los militares en España y la Justicia Militar, en un debate donde
participó la propia comandante Cantera; la diputada de UPyD Irene Lozano; el
presidente de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), Jorge
Bravo; y la comandante del Cuerpo Jurídico Militar en excedencia, Letizia Prieto.
A los dos últimos los conozco personalmente y puedo afirmar que son grandes
personas y magníficos profesionales. Y que todo lo que contaron es
rigurosamente cierto.
Jorge Bravo, que ha estado varias veces privado de libertad
disciplinariamente por el mero hecho de ejercer su libertad de expresión,
aunque sea con total corrección como es el caso de este subteniente del
Ejército, afirmó que “las Fuerzas Armadas son la asignatura pendiente de la
Transición”. Y así es.
En apariencia las FAS están sometidas al poder civil, pero
eso no es más que una burda ficción que los hechos se encargan de desmentir día
a día. Para vestir esa ficción se nombra a un civil como Ministro de Defensa,
pero no manda nada ni tampoco –y eso es lo peor– tiene intención de hacerlo. Los que mandan son
los generales del Ejército de Tierra y del Ejército del Aire y los almirantes
de la Armada. Por más que el Parlamento haya dictado leyes que prevean algún
tipo de modernización interna, ya sea de las FAS ya sea de la Guardia Civil, su
aplicación efectiva y real ha sido siempre bloqueada por la cúpula militar y en
último extremo por la Sala 5ª de lo Militar del Tribunal Supremo, compuesta en
parte por generales del Cuerpo Jurídico Militar, quienes a través de la
interpretación de las normas acaban dándole la vuelta al calcetín para hacer
decir a la Ley lo que la Ley no dice. Así sucedió cuando se aprobó en 2007 que
no se aplicara el Código Penal Militar en la Guardia Civil, excepto cuando sus
miembros cumpliesen misiones de carácter militar o integrados en unidades
militares, pero en la práctica no es así.
El programa de La Sexta habrá hecho que se les caiga la cara
de vergüenza tanto a los dirigentes del PP como a los del PSOE, pues ambos
convinieron en que el ámbito de Defensa y de los militares fuera regido por
ellos mismos y que fueran ellos quienes se lo guisaran y se lo comieran. De
hecho, no hay ninguna diferencia entre los ministros de Defensa socialistas o
del PP (desde Narcís Serra, García Vargas, Suárez Pertierra, Eduardo Serra,
Federico Trillo, José Bono, José Antonio Alonso, Carme Chacón o Pedro Morenés),
porque ambas formaciones han gestionado idénticamente, es decir sin hacer nada
por democratizar los Ejércitos. Pura impostura. El Rey Juan Carlos I se encargó
de ello, un rey militar (como su abuelo Alfonso XIII que apadrinó una dictadura
militar como la de Primo de Rivera) criado con los militares leales al
generalísimo Franco y a quienes nunca ha querido defraudar ni enfadar más de lo
imprescindible, protegiéndoles y amparando su oasis castrense en el que no debía
penetrar la democracia.
Pero los tiempos han cambiado, la Transición está agotada y
la Constitución debe reformarse porque la sociedad clama porque así sea. Y los
militares deben someterse a la Carta Magna y democratizarse, a la vez que
desaparece la jurisdicción militar. De no hacerlo así, nuestro país continuará
siendo una democracia tutelada por los militares, parapetados en cuarteles donde
la democracia no ha entrado todavía.
(Publicado en Mallorcadiario.com)
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