26 marzo 2014

CRISIS DE VALORES


Hace ya un par de años, cuando gobernaba el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero, quizás la persona más odiada por la derecha española, se nos recordaba a cada instante que la crisis y su origen era esencialmente una crisis de valores. Ahora que gobierna el PP de Mariano Rajoy ya no se dice tanto, porque por lo visto ya no hay crisis moral, sino que es exclusivamente económica, algo que se negaba hace unos años. Ahora se reconoce que la crisis es sistémica, que otros países también están gravemente afectados por ella y que la solución pasa por más Europa y por la unión bancaria, entre otras medidas.

Pero lo cierto es que en nuestra sociedad sufrimos una inversión de los referentes morales muy preocupante. Nos merece mucho más reconocimiento social un piloto de motos a un oncólogo, un geriatra o una cirujana. No ahorramos en elogios a cualquier deportista de renombre, pero denostamos al personal sanitario y de la educación pública. Pocas voces critican que el propio Govern de les Illes Balears solo vea méritos en hombres a la hora de otorgar las Medallas de Oro de la Comunidad Autónoma o los premios Ramón Llull, a menudo a deportistas o empresarios y no solo excepcionalmente a investigadores o intelectuales.

Confundimos la solidaridad y los derechos sociales, un pilar básico del Estado Social y Democrático de Derecho que propugna la Constitución, con la caridad que denigra al que la recibe, obligado a su exhibición truculenta como hace la televisión pública en el programa “Entre todos” de La 1 de TVE. Y hemos llegado al extremo de que el Consell de Direcció de la Universitat de les Illes Balears anuncia la concesión de un doctorado ‘Honoris Causa’ a Rafel Nadal sin haber finalizado los trámites obligatorios para ello. Nadie podrá cuestionar que Nadal es nuestro deportista más universal y que atesora todos los méritos para haber recibido la práctica totalidad de grandes premios, distinciones y reconocimientos con que ha sido reconocida su trayectoria, desde la Medalla de Oro de Baleares (2008) hasta el Príncipe de Asturias de los Deportes (2008). Ahora bien, resulta bastante lamentable que el Rector de la UIB, Llorenç Huguet, compare el doctorado ‘Honoris Causa’ con las llaves de oro de Paris. La comunidad universitaria y la ciudadanía en general no merecen que el Rector Magnífico insulte de este modo su inteligencia. Si lo que él busca es hacerse una foto con un famoso para colgarla en Twitter, como un político cualquiera, quizás debiera optar a una alcaldía y abandonar la Universitat, donde según sus Estatutos deben reconocerse especialmente a personas que destaquen en el campo de la investigación y la docencia.

No hace muchos días se retiró un brigada de la Guardia Civil con 40 años de servicio. Un periódico local le agasajó con un panegírico de página completa en domingo. ¿A cuantos médicos de la sanidad pública balear se les ha dispensado este trato con motivo de su jubilación? ¿A cuantos investigadores de la UIB? ¿A cuantas enfermeras o fisioterapeutas? ¿A cuantos científicos?

La crisis de valores se pone en evidencia cuando enaltecemos a unos, por muchos méritos que atesoren, pero otros muchos profesionales sufren el desdén y la indiferencia. Y no te digo nada si son mujeres…
 

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