06 abril 2013

HORRACH, COMO CAGANCHO EN ALMAGRO

La imputación de una Infanta de España no es moco de pavo. Reconozcámoslo. El juez José Castro ha demostrado ser valiente y osado, aunque algunos lo llamarán imprudente.  Muchos no pensábamos que se atreviera a dar el paso y sin embargo, ahí le tenemos intentando cerrar  los juzgados otro sábado más para interrogar a la esposa de Iñaki Urdangarin, lo que aprovecharán los antimonárquicos e independentistas para increpar a la hija del Rey. Pescar en río revuelto.
 
A buen seguro que Castro ha meditado en profundidad el alcance de tan grave decisión sin contar con el apoyo del fiscal Horrach, con quien trabaja codo con codo desde hace años para esclarecer el caso Palma Arena (del que el caso Urdangarin es solo una de las 24 piezas separadas que faltan por enjuiciar). Y ha optado por no hacer con doña Cristina distingos, como si fuera una más. Sin embargo, para ello ha tenido que rectificar sus propias decisiones y desandar el camino andado cada vez que se opuso contundentemente a su imputación cuantas veces se lo pidió la acusación popular que ejerce Manos Limpias. Ahora, aunque nadie se lo pide formalmente y aunque la Audiencia Provincial ratificó sus anteriores decisiones de dejar a la hija del Rey al margen de todo, ha decidido dar el paso por sí y bajo su cuenta y riesgo, lo que ilustres juristas ponen en cuestión. Pero Castro ya ha sido subido a los altares y suceda lo que suceda, pasará a la historia judicial de nuestra democracia.
 
Por su parte el fiscal Pedro Horrach presenta un recurso a la decisión del juez y la paraliza. Dice que lo hace sin presiones de ningún tipo y que este tipo de recursos es normal. ¿Normal? ¿En cuántos casos la Fiscalía Anticorrupción ha recurrido una imputación ordenada por el Juez en un caso de presunta corrupción? A pesar de que en Baleares son varios centenares los imputados, no lo ha hecho jamás. Así, vemos a Horrach transmutado en abogado defensor de Cristina de Borbón, al nivel de Miquel Roca i Junyent. Y a costa de ello ha quedado a los ojos de todos como  Cagancho en Almagro: el torero que presa del miedo intentó asesinar, que no matar, al toro desde el callejón, pinchando en cuello, costados y brazuelos. Tuvo que salir escoltado por la Guardia Civil de la turba enfurecida. Así están quedando Horrach y la Fiscalía: con las vergüenzas al aire. Para el Ministerio Público no todos somos iguales ante la Ley. Ya no cabe duda.
 
Publicado en Última Hora el 6.4.2013.

 

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