27 abril 2013

CRIMINALES PELIGROSOS

En Estados Unidos tienen a sus superhéroes que luchan contra los malhechores, aparte del sheriff Joe Arpaio, que es real aunque no lo parezca. En Baleares, siempre más eficaces, tenemos a la Fiscalía y a la Sección 2ª de la Audiencia Provincial, quienes día y noche nos protegen de peligrosos criminales. En una semana han puesto entre rejas a Lorenzo Casasnovas, ex concejal de Ciutadella, y a Joaquín Rabasco, ex concejal de Llucmajor, que aunque no figuraban entre los hombres más buscados del FBI ni de la Guardia Civil –seguramente por algún descuido inexplicable–, eran “peligrosos criminales” capaces de los peores actos.

El primero fue condenado a 12 meses de cárcel, pero arbitrariamente le ha sido denegada la suspensión de la condena que se aplica siempre que la condena sea inferior a 24 meses sin antecedentes penales. Es por esto que Isabel Pantoja previsiblemente no entrará en la cárcel, aunque tiene mucha suerte de no haber topado con los magistrados Gómez-Reino, De la Serna y Jiménez, los miembros de la Sección 2ª que pronto tendrán oportunidad de demostrar su valentía con la Infanta Cristina. El ex líder de ASI, Joaquín Rabasco, fue condenado a 2  años e igualmente ingresará en prisión, aunque los hechos por los que fue condenado ocurrieron ¡hace 13 años!

¿Creen que nos sale gratis tener las cárceles llenas? Cada día que un preso está encerrado tiene un coste estimado de 1.644 euros al mes (casi 55 euros al día). España es con diferencia el país de la Unión Europea con mayor población penitenciaria, aunque las tasas de criminalidad son inferiores a la media de nuestros socios. ¿Cómo se explica? Porque aquí todo lo castigamos con la cárcel. No entra en nuestros planes condenar a trabajos en beneficio de la comunidad, como se hace en toda Europa. Y así tenemos a más de 70.000 reclusos que nos cuestan un Potosí. Hasta a José  Ortega Cano le quieren enviar a la cárcel dos años y medio –y a algunos les parece poco–  cuando habría que preguntarse ¿qué se soluciona con eso? No se trata de dejar a nadie sin castigo pero cuando no hay peligrosidad, hay alternativas a la cárcel más eficaces y baratas. Por ejemplo, podrían obligar al torero a cuidar heridos por accidente de tráfico en un hospital por la noche. Sin embargo, preferimos enviar a la gente a la cárcel y así las tenemos llenas de reclusos que no supone

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