10 noviembre 2011

EL "TEMA LOS HOMOSESUALES"



Mariano Rajoy durante el debate del lunes pasado con Alfredo Pérez Rubalcaba en TVE manifestó con respecto al “tema los homosexuales”: “Yo en el año 2004 llevaba en mi programa las uniones de hecho con los mismos efectos jurídicos de esta Ley. Nos evitamos generar problemas y dividir si era cuestión del nombre. El señor Rodríguez Zapatero no quiso. (…) En aquella época todo era crear división, dividir entre unos y otros, no intentar sumar, aunar posiciones y nos ha generado ese problema”.

Analicemos las premisas expuestas por Mariano Rajoy. En primer lugar debemos denunciar la rotunda falsedad en lo relativo a su programa electoral del año 2004. Me he tomado la molestia –llamadme masoquista si queréis– de buscar en las 363 páginas del programa electoral del PP del 2004 y no hay ni una sola palabra relativo a este tema, ni por supuesto a los derechos de los homosexuales. Nada de nada. Además, la postura oficial del PP no es únicamente plantearlo como un problema semántico o de nomenclatura. Los conservadores también están en contra de la adopción por parte de parejas del mismo sexo (cosa que, por cierto, se puede hacer en Gran Bretaña, contrariamente a lo que afirma el líder popular). Por tanto no es una cuestión del nombre y su inexistente propuesta del 2004 no tendría los efectos jurídicos de la Ley 13/2005. Rajoy mintió en esta cuestión tratando de aparentar moderación en la postura de su partido (parece que esta es su estrategia en las últimas semanas) cuando en esto el PP va muy por detrás del conjunto de la sociedad. El PP parece lastrado absurdamente por el sector más conservador, religioso y ultra-católico del espectro político nacional. Son muy pocos, pero consiguen hacer mucho ruido con sus plataformas mediáticas, y consiguen hacer ver que hay un problema enorme allí donde realmente no lo hay. La sociedad española ha aceptado con total normalidad y sin traumas el matrimonio de gays y lesbianas.

Lamentablemente, el señor Rajoy debe considerar que quien no asume sus postulados, genera división y crea problemas. Del mismo modo que se considera propietario en régimen de monopolio del sentido común, como tantas veces exterioriza. Pero lo cierto es que no hay más problema que el que ficticiamente crean aquellos que quieren imponer al conjunto de los españoles su modelo de familia: la tradicional, la católica, la compuesta por un hombre y una mujer, la que tiene origen en el sacramento instituido por Dios entre hombre y mujer que supone además, una alianza irrevocable e indisoluble. No hay derecho que pretendan imponernos al resto sus creencias religiosas, porque actualmente, les guste o no, ya existen otras muchas formas de familia. La diversidad familiar es un hecho, no solo en España sino en todos los países occidentales. Y no es lícito ni podemos consentir que se diga que genera problemas reconocer legalmente esta diversidad familiar. Es más, justamente lo que genera problemas es no dar pasos en este sentido y discriminar a los ciudadanos por su orientación sexual.

Tengo la esperanza de que el Tribunal Constitucional confirme la constitucionalidad  de la Ley, aunque sea con más de 5 años de retraso, ¡que ya manda tiene narices! Porque de no hacerlo estará generando un problema de dimensiones descomunales en el ámbito jurídico y social. Después de más de 5 años con la Ley en vigor ha quedado sobradamente demostrado que ha sido socialmente aceptada y que su aplicación no genera ningún problema al común de los ciudadanos. Esto debe ser ponderado por los magistrados. Y además, de considerarse el matrimonio homosexual como anticonstitucional, el TC estará obligando a miles de ciudadanos y ciudadanas españoles a ir contra la Constitución de 1978 porque nos sentiremos marginados por ella y nos sentiremos representados por el ordenamiento jurídico que sustenta. Ya es bastante desagradable vivir con una Carta Magna que muchos no hemos votado y no nos gusta o consideramos notoriamente mejorable, como para que esa Ley de leyes nos rechace cuando muchos gays y lesbianas llevan años casados y no se ha caído el cielo ni ha llegado el fin del mundo.

Rajoy debe pasar página y no mirar atrás en este y en otros muchos asuntos. No generar más problemas ni inseguridad jurídica a muchos españoles y españolas. Y aceptar con normalidad lo que ya es normal en España. Al fin y al cabo, a nadie se obliga a contraer matrimonio. Creo que la mayoría de miembros del PP opina esto y espero (como ya dije en mi artículo http://jmperpinya.blogspot.com/2011/02/el-pp-y-el-matrimonio-homosexual.html) que se imponga el criterio de la mayoría de centro-derecha que milita en el PP, antes que las opiniones cavernícolas y retrógradas de la ultraderecha que aún queda en esa formación política. Rajoy, él que tanto ha acusado a Zapatero de crear problemas donde no los había, puede acabar generando uno de consecuencias brutales. Y sin ninguna necesidad.

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