“Este tipo de programas no son bienvenidos y pondremos
cuantas pegas sean posibles para evitar que vengan”. El director insular de
Turismo, Vicent Torres ‘Benet’, se expresó en estos términos al referirse al
rodaje de un reality show en una villa privada por parte de una
productora francesa. También dijo que “ruedan principalmente en espacios
privados, que no requieren permiso desafortunadamente”. Y añadió: “desde el
Consell no apoyamos ninguna iniciativa que pueda suponer promocionar el turismo
de juerga y borrachera”. Parece perfecto que un responsable político del
Consell d’Eivissa tenga su opinión acerca de los programas de televisión que se
ruedan en la isla. Lo que ya no parece tan bien es que diga abiertamente que
pondrá “cuantas pegas sean posibles”. Si algo es legal –como lo es rodar en un
espacio confinado privado, que no requiere de autorización ninguna,
afortunadamente (no desafortunadamente, como dice Torres)–, la Administración
no debe amenazar con intervenir, ni
mucho menos advertir que piensa torpedearlo o poner pegas en cuanto pueda. Vivimos
en un Estado de Derecho y si algo no infringe la Ley, no está en la mano de los
poderes públicos impedirlo o dificultarlo, porque de lo contrario entramos en
el campo de la arbitrariedad y la discrecionalidad, que tantos comportamientos
contrarios a la ética y a la legalidad alimenta. Otra cosa es que la productora
grabe en espacios públicos sin permisos, como hicieron en Formentera los
navegantes de un yate al organizar una comilona para 30 comensales con catering
y todo en la Playa des Migjorn. Si incumplen la Ley, denúncienlos y que la
Policía Local les desmonte el tinglado. Pero si no incumplen la Ley, no hay
nada que decir. Conviene ser prudentes.
(Publicado en Periódico de Ibiza y Formentera)
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