16 julio 2016

DESPUÉS DE TODO, NADA

Hay que remontarse nada menos que 5 años y 5 meses atrás (febrero de 2011) para recordar la magnitud del tsunami que aquellos hechos causaron en la política balear. El caso ‘Pícnic’, que ahora ha sido archivado por falta de pruebas que acrediten el delito de malversación de caudales públicos, acarreó la detención de destacados cargos públicos de Unió Mallorquina (UM) y la  impactante imagen de agentes de la Policía Judicial entrando en la sede del partido y registrándolo durante más de 7 horas. Días más tarde, el juez fijó una fianza civil de 1,6 millones de euros a UM, lo que supuso el descabello certero de la formación nacionalista y acabó de raíz con los tímidos intentos de refundación que se venían oyendo. Bien es verdad que un año antes, en febrero de 2010, el presidente Francesc Antich expulsó del Govern a los consellers de UM tras la detención de algunos directores generales. Eso hizo que se quedase en minoría hasta los comicios de mayo de 2011 y ni se le pasó por la cabeza adelantar las elecciones o someterse a una cuestión de confianza en el Parlament, lo que permite comprender mucho mejor los recientes posicionamientos de la presidenta Francina Armengol sobre los gobiernos en minoría (o como sea y con quien sea). Pero contrariamente a lo que sucede con el resto de formaciones políticas que se ven salpicadas por casos de corrupción, los que afectaban a miembros de UM eran atribuibles al partido en su conjunto. Se llegó a hablar de que se trataba de una banda organizada, cosa que jamás se ha dicho de ningún otro partido –por muy grande que sea el saqueo–.UM desapareció inevitablemente. Ahora, tras oír las grabaciones hechas en su despacho al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, es más fácil comprender muchas cosas. Pero todavía existen en la judicatura profesionales honestos que actúan rectamente y en conciencia; que absuelven al reo si no hay delito, por más cosas que se publiquen y presiones que reciban. Claro que ya muy pocos se arriesgan a ir a juicio, pero algunos ha habido defendiendo su inocencia sin plegarse a pactar una pena reducida a cambio de confesar cosas que no hicieron. Mateo Cañellas y Cati Julve han logrado no ser declarados culpables, pero se han dejado su patrimonio en abogados y la salud psicológica y la de sus familias. Pero eso a nadie le interesa eso. Las imputaciones merecen portadas pero las absoluciones a veces nada.

(Publicado en Última Hora)

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