01 septiembre 2015

ENSENYAT, SERÉNESE

No conviene de ningún modo a Miquel Ensenyat, presidente del Consell de Mallorca, que se alargue la polémica por sus declaraciones sobre Extremadura y los extremeños. De ahí que él dé por zanjado el lamentable episodio aunque sea después de haberse manifestado imprudentemente, haber perseverado en el error con una muy inconveniente carta al presidente extremeño Guillermo Fernández Vara y en fin, sin poder gestionar peor la metedura de pata que él ahora atribuye a unas aseveraciones sacadas de contexto, pero que fueron claramente ofensivas para muchos ciudadanos y que avergonzaron a otros muchos a los que él representa por más que no lo hayan votado.
El exalcalde de Esporles llegó al cargo de rebote, es el presidente de carambola, como premio por haber votado a favor de la investidura de Francina Armengol, no fue ni de lejos el más votado de los candidatos a presidir el Consell y más le valdría preocuparse de los problemas de la isla, antes que meterse en berenjenales ajenos tan alejados de sus responsabilidades políticas y del ámbito de sus competencias. Parece increíble que un político tan veterano caiga en una trampa periodística haciendo suyas unas palabras de Durán i Lleida, que ya en su día levantaron una enorme polémica. Más le conviene preocuparse de los asuntos que le compete solucionar, antes que andar abriendo discusiones estériles con ciudadanos de otras regiones, que además comprometen a sus socios de gobierno. ¿Acaso tiene poco trabajo con el asunto de Tirme, la importación de basuras, las carreteras de la isla, las adopciones de menores, los bomberos o los servicios sociales?
Por cierto, que me pide mi amigo Jesús, mallorquín de nacimiento y extremeño de adopción, que cuando vuelva a venir a Palma a visitar a sus familiares, le recuerde que se traiga la tablet de su hija para llevársela a Ensenyat y que le pague él los 300 euros que le costó. Y de regalo, le dará 10 kilos de pepinos de los que recoge cada mañana mientras el presidente Ensenyat le imagina en el bar cobrando por no hacer nada. Y es que no se puede ir ofendiendo por ahí a la gente, porque él puede quejarse mucho y con razón de la deficiente financiación de Balears, o de los impuestos que recauda el Estado y no vuelven a nuestra comunidad autónoma, pero no tiene derecho a referirse a los agricultores extremeños. Muchos de ellos trabajan más en una semana que él en toda su vida de político. Serénese y sea más prudente. ‘Seny’ lo llamamos en Mallorca.
(Publicado en www.mallorcadiario.com)

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