Vicens afirmó en el juicio de Can Domenge que había entregado dinero a Maria Antònia Munar cuando él ejercía de abogado de Gestora de Desarrollo Son Oms. Sin ninguna espontaneidad la confesión pareció prefabricada y teniendo en cuenta lo que se jugaba Vicens es natural que confesase todo lo quisiera la Fiscalía, sea verdad o mentira. Su petición de pena pasó de 6 años de cárcel a solo 8 meses. Bajo la amenaza del encarcelamiento de su esposa cualquiera admitiría ser incluso adorador del diablo. Vicens dijo sentirse presionado y torturado en la cárcel. A raíz de esta confesión la Fiscalía solicita la imputación de Munar en el caso Son Oms.
El juez del caso, Pedro Barceló, ha acordado abstenerse alegando
amistad íntima con Munar. Ya anunció públicamente en noviembre de 2011 que lo
haría. Entonces fue atacado y se le acusó de solicitar la plaza en el Juzgado
de Instrucción nº 2 para favorecer procesalmente a Munar. En un ejercicio de
honestidad extraordinario, ha reconocido amistad con ella, lo que le obliga a
apartarse del caso. Se dice que Barceló se declara amigo de Munar y por eso
rechaza investigarla. Es absolutamente falso. La Ley le impide hacerlo.
Barceló, un juez honesto –esto sí que es noticia– se ha limitado a cumplir con
lo que la Ley del Poder Judicial establece. Pocos jueces y fiscales podrán
decir lo mismo. ¿Cuántos de ellos se han apartado de un caso por enemistad
manifiesta? No lo ha hecho nadie nunca y es evidente que concurren causas para
ello. Un juez se abstiene por amistad con Munar, pero ningún juez o fiscal lo
hace por enemistad, cuando la Ley les obliga a ello.
Munar lleva en prisión preventiva 18 días. Los jueces que la condenaron no esperan a que el Supremo revise su sentencia. La Fiscalía se opone a su excarcelación alegando un riesgo de fuga inexistente, subjetivo e infundado. Les basta con suponerlo, sin ninguna prueba. Dicen que tiene dinero oculto procedente de un soborno que no ha sido juzgado ni probado. Dinero tan oculto que no fue hallado en los registros, ni en la investigación del patrimonio de Munar ni de su familia, ni tampoco hay rastro de cuentas en el extranjero, lo cual prueba fehacientemente, según los fiscales, que lo hay. Es escalofriante que alguien esté en la cárcel preventivamente, sin sentencia firme, por hechos no juzgados –como el cohecho– y porque la Fiscalía cree que tiene dinero oculto sin que aparezca.
(Publicado en Última Hora)
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