02 agosto 2009

ME NIEGO A ASUMIRLO

Hoy los periódicos Última Hora y Diari de Balears publican este artículo que escribí ayer:

El jueves, ETA perpetró dos atentados contra sendas instalaciones de la Guardia Civil en Mallorca: el cuartel de Palmanova y la oficina de atención al ciudadano de Magalluf, ambas en el término municipal de Calviá, y distantes entre sí unos dos kilómetros, mediante bombas lapa adosadas a los bajos de dos vehículos oficiales, que incomprensiblemente permanecían estacionados en la vía pública y sin vigilancia permanente, tanto de día como de noche. Una de las bombas, la situada en Magalluf, al explosionar, segó la vida de dos jóvenes guardias civiles, Carlos Enrique Sáenz de Tejada García, de 28 años, y el guardia alumno en prácticas Diego Salvá Lezaun, de 27 años. La otra bomba lapa fue localizada en los bajos de otro vehículo oficial estacionado frente al Puesto Principal de Palmanova, y se procedió a su explosión controlada.

Como suele ocurrir en estos casos, la primera sensación de incredulidad, pronto deja paso al profundo dolor, a la indignación, la impotencia y la frustración. Pero una vez terminadas las exequias y despedidos los compañeros fallecidos, empieza a ser hora de analizar lo sucedido. ETA, paradójicamente en su momento de mayor debilidad, como así lo definen los responsables políticos del Ministerio del Interior, logró introducir un comando en la isla, previsiblemente de miembros legales de la banda, con explosivos, muy posiblemente provenientes de Francia, perpetrar dos atentados el mismo día en las inmediaciones de dos instalaciones del Cuerpo muy próximas y asesinar a dos agentes que se encontraban de servicio. Quizás los asesinos se encuentren en la isla o quizás no, pero algo así no había sucedido nunca en Baleares y no vale decir que esto entraba dentro de lo previsible: en mi opinión, no es verdad. Si la isla no gozara de mayores parámetros de seguridad frente al terrorismo, no veranearían aquí los miembros de la Familia Real y las Islas Baleares no serían uno de los más importantes destinos turísticos de Europa. Todos debiéramos ser conscientes de ello. Y tendremos que reconocer que no tenemos unos servicios de información tan excelentes como nos creíamos. Algo ha fallado clamorosamente.
Al margen de las víctimas, que junto a sus familias son lo más importante de esta tragedia, reconozcamos que un solo acto terrorista como el perpetrado en Calviá tira por la borda millones de euros en campañas turísticas de la Conselleria que dirige Miquel Àngel Nadal. Por todo ello, lo sucedido es especialmente grave para Baleares. No debe pasar en ningún lado, pero enciéndanse las alarmas: aquí esto no puede volver a pasar. Y es deber de todas las instituciones, especialmente del Ministerio del Interior y también del Govern de les Illes Balears, ponérselo lo más difícil posible. La vida de los ciudadanos está en juego. Y también la industria turística de Baleares.

Pero de alguna manera, quiero reconocer que tengo la sensación de que la Guardia Civil y sus componentes parecemos haber interiorizado que esto forma parte de nuestra profesión. Del mismo modo que la sociedad y los mineros asturianos asumían resignadamente en los años 70 que cada cierto tiempo tenía que haber un derrumbe en la galería de una mina o una explosión de grisú que dejara sepultados a decenas de trabajadores y que eso formaba parte del riesgo inherente al tajo en la mina, exactamente igual parece que en la Guardia Civil hayamos asumido que somos objetivo prioritario de los terroristas y que haya instalaciones del Cuerpo sin vigilancia ninguna, con vehículos aparcados en la calle día y noche, sin perímetros de seguridad adecuados, sin inhibidores de frecuencia, etc. ello forma parte de la cotidianeidad de nuestra labor policial y debe ser aceptado pacíficamente.
Durante este año 2009 los sicarios de ETA han asesinado ya a tres miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Los tres a través de bombas lapa, método para asesinar cobarde y vil donde los haya, preferido por ETA junto al coche bomba, para atentar contra miembros de las Fuerzas de Seguridad. La anterior víctima fue Eduardo Puelles, inspector del Cuerpo Nacional de Policía, asesinado al hacer explosión la bomba lapa adosada a los bajos de su coche, a la salida de su domicilio en Arrigorriaga (Vizcaya). Pero justo el día antes del atentado en Magalluf, ETA hizo estallar una furgoneta cargada con 200 kilos de explosivo contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Burgos, hiriendo de diversa consideración a 65 personas, aunque es milagroso que no se produjese una masacre del estilo de Hipercor y de la casa cuartel de Zaragoza (1987), la de Vic (1991)…

Pero concretemos más: en septiembre del año pasado ETA hacía explotar una furgoneta bomba junto al cuartel de la Ertzaintza en Ondarroa (Vizcaya), causando graves desperfectos pero sin daños personales. En mayo de 2005, un coche bomba colocado frente al cuartel de la Guardia Civil de Legutiano (Álava) se cobraba la vida del agente Juan Manuel Piñuel. En marzo, otro coche bomba contra el cuartel de Calahorra (La Rioja) provocó lesiones leves a un agente. Y en septiembre del año 2007, ETA atentó contra la comisaría de la Ertzaintza de Zarautz, provocando graves daños materiales pero ningún herido, afortunadamente. El 24 de agosto de 2007 ETA ya intentó una masacre contra el cuartel de Durango (Vizcaya), aunque sólo hubo dos guardias heridos leves. Con todos estos antecedentes, ¿es lógico que aún existan cuarteles de la Guardia Civil sin cámaras de vigilancia y sin inhibidores de frecuencia? ¿Es sensato que haya cuarteles sin perímetro de seguridad? ¿Es razonable que los vehículos patrulla se pasen días y noches enteras en la calle sin vigilancia? Sin embargo, lo hemos asumido sin rechistar.


En noviembre de 2001, los desgraciados de ETA asesinaron a dos Ertzainas, Ana Isabel Arostegi, de 34 años, y a su compañero de patrulla Fco. Javier Mijangos, de 32, mientras regulaban el tráfico en un cruce a la salida de Beasain. Ya entonces los terroristas y sus cachorros de la kale borroka atentaban contra los agentes de la Ertzaintza arrojando bombas incendiarias –pues eso y no otra cosa son los denominados cócteles molotov– a su paso. Tras aquel asesinato, los sindicatos de la Policía Autónoma vasca se plantaron firmemente y exigieron al Departamento de Interior del Gobierno Vasco que todos los agentes que prestasen servicios operativos fueran dotados de uniformes ignífugos, chalecos antibalas y que todos –repito, todos– los vehículos fueran blindados. Y así se hizo, obviamente, porque era lo que había que hacer. Tan solo costaba dinero y se hizo, porque la seguridad de los agentes era lo primero y no era cuestión de supeditar la seguridad de los funcionarios a los balances contables de un gobierno.

En la Guardia Civil tenemos que soportar atentados en las casas cuartel periódicamente y nadie abre la boca. Lo hemos asumido sumisa y humilladamente toda la vida. Y así seguiremos por los siglos de los siglos. Y yo me pregunto ¿es eso razonable? ¿No tenemos derecho a tener un entorno laboral seguro? Ponérselo tan fácil a ETA es temerario… y hablar, en estas circunstancias de la “isla de la calma”, es una ironía.

Joan Miquel Perpinyà
Ex-secretario general de AUGC

3 comentarios:

SniperP99 dijo...

Es imadmisible que sigamos teniendo los vehículos oficiales estacionados sin vigilancia. Tenemos precedentes que nos tenían que haber hecho reflexionar. El 20 de Agosto de 2000, en Sallent de Gallego (Huesca), murieron dos compañeros, José Angel de Jesús Encinas e Irene Fernández, en identicas circustancias.

Saludos

Joan Miquel Perpinyà dijo...

Lo inadmisible no es que suceda. Es que las asociaciones profesionales no lo denuncien. Es que nosotros lo consintamos como los judíos consentían en ir uno delante del otro a los campos de concentración y luego a los hornos crematorios, como los corderos van al matadero... ¿Qué hace AUGC ahora, que tras lo de Burgos y Mallorca en tan sólo 24 horas, era el momento de exigir al Gobierno seguridad par los guardias civiles? Toda la sociedad nos hubiera apoyado sin duda. Pero AUGC se ha limitado a reproducir el discurso político de "la unidad de lo demócratas"...

Anónimo dijo...

Pero alma de cántaro, joan miquel, ¿ como vais a pedir mejoras si no sabeis exactamente a qué documentos o procedimientos os referís?

hay un informe de situación sobre los riesgos laborales en la GC que tiene absolutamente todas las claves sobre lo que solicitais, y sin embargo, las distintas asociaciones se siguen haciendo " las suecas" para seguir sumidas en la ignorancia. ¿ eso es profesionalidad?

yo más bien creo que alguien interesado en seguir dando palos de ciego en ésta materia, con tal de no pagar profesionales. una vez más, la mendacidad guardiacivilera triunfa.

Pedir seguridad es gratis, pero ¿ como se cristaliza eso, si no se sabe cómo llevarlo a la práctica?

veo el panorama perdido, compañero, y es por la ignorancia generalizada.

Un saludo.