14 abril 2015

POLÍTICA O GESTIÓN

En el equilibrio está el éxito. También en política donde el éxito estriba en lograr la suficiente firmeza en la defensa de las propias convicciones e ideas, la necesaria cintura política para adaptarse a las circunstancias, siempre variables, y ser un buen gestor, eficaz y responsable, capaz de administrar los siempre limitados recursos públicos de la forma más austera y eficiente posible. Equilibrio y moderación.

Rajoy nunca ha exhibido grandes dotes políticas. Es un gestor rodeado de tecnócratas y está en el PP como podría estar en Ciudadanos, en el PSOE o en UPyD. Recuerdo una ocasión hace años en que fue preguntado por su ideología y respondió que él era del PP, como pudo haber contestado que era del Deportivo de La Coruña. No se le preguntaba por su partido, sino por su ideología política, pero él no la precisó seguramente porque ni siquiera se lo ha planteado nunca. Como se sabe, en el PP conviven conservadores, monárquicos, demócrata-cristianos, liberales, centristas e incluso socialdemócratas moderados. Rajoy no quiso o no supo contestar, tan gallego él.

La diputada Cayetana Álvarez de Toledo salió de la Junta Directiva Nacional del PP que se celebró el martes pasado en Madrid, lamentando su frustración por no haber podido tomar la palabra tras la intervención del presidente del partido, Mariano Rajoy, y decidió publicar en El Mundo una carta donde advertía del “grave déficit de política” que aqueja al PP. En pocas palabras viene a reprochar al presidente Rajoy que se haya centrado exclusivamente en la gestión económica. “No basta con rescatar la economía. También la política ha de ser rescatada. Debemos evitar el tacticismo y la tecnocracia, y volver a hacer política”, escribió la joven diputada.

La moderación es la gran virtud de los estadistas, palabra utilizada por José Ramón Bauzá en la entrevista que concedió a Los desayunos de TVE el miércoles pasado. Cuando la necesidad y los problemas económicos que padece el país son tan grandes, quizás sea pedir demasiado a un Ejecutivo de tecnócratas de bajo perfil político. Había que priorizar y Rajoy lo hizo. Había que reducir el gasto público y abordar reformas que permitiesen aumentar la productividad y dinamizar el mercado laboral. Pero las consecuencias de hacerlo han sido aumentar la precariedad y el empobrecimiento de la clase trabajadora por la vía de la moderación salarial, que en la práctica se ha traducido en la reducción salarial exagerada.

Seguramente Cayetana Álvarez de Toledo tiene razón y Rajoy y su equipo se han dedicado exclusivamente a la cuestión económica, descuidando todo lo demás, cuando las encuestas parecen indicar que todo lo demás también pesa en los electores. Fiarlo todo a la recuperación económica se antoja frívolo, porque aún hay gente que no ha notado esa recuperación y porque colocarse en tasas de crecimiento económico también ha tenido efectos secundarios que no conviene olvidar. Lo más prudente sería corregir los errores y articular un discurso que ilusione a los españoles que aún no perciben la recuperación. Por lo que se ve, no son pocos.

(Publicado en mallorcadiario.com)

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