17 marzo 2015

ZAIDA Y "LOS NUESTROS"

 
A riesgo de ser acusado por el ministro de Defensa, Pedro Morenés, de manchar el buen nombre de las Fuerzas Armadas, pecado del que acusó frívolamente a la diputada de la Comisión de Defensa Irene Lozano (UPyD) y con el que pretende acallar toda crítica, voy a mostrar mi punto de vista sobre los casos de abusos que recientemente han saliendo a la luz pública en el ámbito militar. Me refiero a los que afectan al teniente Luis Gonzalo Segura y a la comandante Zaida Cantera.
 
Mi opinión no está basada en criterios meramente subjetivos, sino en mi experiencia personal -lo digo con toda modestia-, por haberlos vivido de cerca cuando no directamente y con perfecto conocimiento de todos los detalles, hasta los más pequeños. Mis responsabilidades en la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), primero como responsable de Comunicación y Prensa y más tarde como secretario general, me permitieron conocer de primera mano casos flagrantes e intolerables de abusos e injusticias que si son rechazables en cualquier ámbito, aún debieran serlo más en el ámbito de la Administración, aunque se trate de la Administración militar. No fue así. El ámbito castrense se demostró siempre como muy propicio a los abusos y extralimitaciones, sin que las víctimas pudieran, en la mayor parte de los casos, denunciar ni esperar protección de ningún tipo si los abusos procedían, como suele ocurrir, de elementos superiores en la cadena jerárquica. El mero hecho de denunciarlos era entendido como un ataque inasumible a la disciplina y al orden jerárquico, valores capitales a los que todo lo demás -incluida la eficacia y operatividad- están subordinados sin excepción.
 
La diferencia que observo claramente es que hace unos años lo que sucedía dentro de los cuarteles no parecía importar a nadie, por más esfuerzos que hacíamos desde las asociaciones profesionales por trasladar a la opinión pública los casos más graves de abusos e injusticias. Afortunadamente esto está cambiando y la ciudadanía -y también los medios de comunicación- no son ajenos a este tipo de circunstancias. Algo hemos avanzado. Y además, antes los denunciantes eran habitualmente soldados y guardias civiles de la escala básica, excepcionalmente algún sargento. Ahora vemos cómo también denuncian algunos oficiales, lo que demuestra que algo está cambiando y que cada vez hay más militares que no están dispuestos a soportar situaciones injustas o arbitrarias, no solo en las escalas inferiores, sino también entre los mandos.
 
Como digo, los abusos en el ámbito militar no son en absoluto excepcionales. No digo que no existan mecanismos legales para denunciarlos y reprimirlos, pero sí que activar estos mecanismos es muy dificultoso y que entrañan para la víctima una situación de vulnerabilidad añadida, ya que se coloca automáticamente en el punto de mira de la organización entera. Cuando el ministro Morenés habla de que desde su departamento existe "tolerancia cero" con el acoso sexual, se refiere a la teoría porque en la práctica la tolerancia cero es hacia quienes en calidad de víctimas, deciden en un ejercicio máximo de dignidad y amor propio, denunciar y enfrentarse a un superior, quien por el hecho de serlo goza de la protección de sus iguales en empleo o escala y del sistema en general. Inevitablemente se somete al denunciante/víctima a un escrutinio exagerado que a menudo ya supone un acoso per se. El sistema (la cadena jerárquica) tritura psicológicamente a quienes se atreven a plantar cara a un superior, por más razón que le asista, ya que le considera una amenaza al statu quo. En la gran mayoría de veces, se acosa a la víctima hasta conseguir que presente un cuadro de patología psicológica/psiquiátrica, lo que es utilizado inmediatamente  para desacreditar su relato: "pobrecito, está loco". He conocido decenas de casos que responden perfectamente a lo que en el ámbito civil se denomina mobbing y que en el ámbito militar ni siquiera existe, tal es la perfección de la "tolerancia cero" a la que se refiere Morenés. Y si no, que nos diga cuántos casos se han constatado de acoso laboral en las Fuerzas Armadas (o en la Guardia Civil) en los últimos 10 años. ¡Ni uno!

No quiero citar a nadie porque sería injusto olvidarme algún nombre, pero ahora recuerdo a magníficos profesionales que se atrevieron a plantar cara y a anteponer su dignidad por encima de todo. Fueron masacrados por ello. Algunos fueron expulsados, muchos privados de libertad como si fueran delincuentes peligrosos y separados de sus familias. Muchos fueron declarados no aptos para el servicio y fueron jubilados (con el enorme coste para las arcas públicas que eso conlleva) y enviados a sus casas en tal de apartarlos del resto del personal, como si se tratara de un virus. Sé de lo que estoy hablando. Unos pocos siguen en activo, con un enorme coste profesional y personal. El caso de la comandante Zaida Cantero y del teniente Gonzalo Segura son graves y por eso han sido objeto de atención por parte de la prensa, pero puedo asegurar que no son extraordinarios, sino mucho más habituales de lo que la gente imagina.

Mientras los militares no sean considerados por la Administración como trabajadores públicos con dignidad y sujetos de derechos, una parte del franquismo seguirá perviviendo en los cuarteles de los Ejércitos y en los Puestos de la Guardia Civil. La gente no lo verá, pero de puertas para dentro este país continúa con ciertas instituciones, como a las que nos referimos, que no han interiorizado la Constitución ni los Derechos Humanos. Al menos ahora salen a la luz algunos episodios, vergonzosos y vergonzantes, que sirven para que algunos abran los ojos sobre la realidad que sufren los militares y los guardias civiles en España, uno de los pocos países de la Unión Europea que utiliza a militares para tareas de policía, aunque a nadie le importa. El caso de Zaida da idea de la degradación moral de la institución militar. La serie de televisión "Los nuestros", que emite Telecinco y patrocina el ministerio de Defensa, es pura ciencia ficción y pretende engañar a los ciudadanos sobre lo que pasa en los cuarteles. La realidad es Zaida. Lo cotidiano. Lo repugnante.
 
(Publicado en http://www.mallorcadiario.com/zaida-y-los-nuestros/)
 

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