17 mayo 2014

LA COHERENCIA DE BAUZÁ


Con la coherencia que le caracteriza, José Ramón Bauzá defiende la libertad de su partido para impulsar una tarjeta de descuentos a los afiliados del PP y paralelamente la necesidad de  controlar los comentarios en las redes sociales. Es el tipo más listo del mundo porque lo de la Targeta Blava nunca se le había ocurrido a ningún político, ni siquiera del PP. Jamás nadie se había atrevido a enviar agentes comerciales –aunque más bien parecieran sicarios– para captar comercios de forma poco transparente. No se puede descartar la elaboración de un listado de establecimientos que declinaron el ofrecimiento. En línea con su lógica, Bauzá ha pedido que los 4 senadores de Baleares no sean sancionados por romper la disciplina de voto cuando por idéntica falta, él mismo expulsó fulminantemente del partido a Antoni Pastor. Con semejante trayectoria es ingenuo confiar en que Bauzá se reúna con la Asamblea de Docentes como razonablemente pide Jaume Sastre, quien hoy cumple su 10º día de huelga de hambre. Si ciertos comentarios de Twitter resultan ofensivos y canallas, no lo es menos tener en tu mano parar una huelga de hambre y no hacerlo.

Bauzá se apunta a emular a Irán con una policía para la prevención del vicio y promoción de la virtud que controle Internet. No consta, sin embargo, que él alguna vez haya reprendido a los diputados hooligans que en Twitter atizan el “ambiente de agresividad” que ahora denuncia, como Antoni Camps y Aina Mª Aguiló, entre otros. Tampoco le  oímos cuando se insultaba y amenazaba a una víctima del terrorismo como Pilar Manjón. A fin de cuentas nadie debe alarmarse porque un descerebrado muestre poco respeto por la Ley, teniendo el ejemplo de Esperanza Aguirre en la Gran Vía madrileña y entonces el ministro Jorge Fernández Díaz no anunció un endurecimiento de penas para quienes atropellen y desobedezcan a policías locales.

La lideresa de CC.OO. Katiana Vicens será juzgada por un delito de daños y otro contra los derechos de los trabajadores. La Fiscalía pide 4 años y medio de cárcel y una multa de 17.280 euros. Pinta muy feo porque en Pontevedra dos sindicalistas han sido condenados a 3 años de prisión por unos incidentes cuando formaban parte de un piquete. Los sindicatos no se libran de la severidad y desmesura de la Fiscalía que quiere apretarles las clavijas. Bien mirado, es coherente. ¿Por qué dejarlos al margen? ¡Todos a la cárcel!

(Publicado en Última Hora)

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