12 noviembre 2013

POLÉMICA CON EL SEGUNDO CASINO


Está sucediendo ante nuestras mismísimas narices un caso paradigmático de lo que consideran nuestros políticos que es un concurso público. Se trata del concurso para la licencia de instalación y explotación del segundo casino de Mallorca. El Reglamento de casinos de juego de Baleares establece que la autorización para instalar y explotar un casino se efectuará previa convocatoria de un concurso público. No da otra opción que la de convocar un concurso, que se presente todo aquel que reúna los requisitos y que gane el mejor. No el que quieran los políticos, sino el mejor. Y así se hizo por parte de la Vicepresidencia Económica – Dirección General de Comercio y Empresa del Govern de les Illes Balears, publicando las bases que rigen el concurso en el BOIB del 29 de diciembre de 2012.

Un concurso es, según lo define el diccionario de la RAE, “Competencia entre quienes aspiran a encargarse de ejecutar una obra o prestar un servicio bajo determinadas condiciones, a fin de elegir la propuesta que ofrezca mayores ventajas”. Así pues, aquella propuesta que mejor se ajuste al pliego de condiciones y obtenga la mayor puntuación según unos criterios objetivos debe resultar la ganadora. Pero resulta que el alcalde de Palma Mateo Isern y el teniente de alcalde Álvaro Gijón se muestran extrañados de que una empresa de las que se presentó al concurso, Bingo Teatro Balear, que no es la que ellos quisieran que ganase, haya obtenido la máxima puntuación según los técnicos de la Mesa de Contratación del Govern. Se habla de malestar notable en el gobierno municipal del PP y en la dirección del Consorcio de la Playa de Palma, y también en el Ayuntamiento de Calvià, en manos del PP. Sin embargo, en la citada Mesa de Contratación no hay ningún representante de los Ayuntamientos de Palma y Calvià, y por tanto su opinión no deja de ser una mera expresión de lo que les gustaría que sucediera, que en este caso y por lo que comprobamos, se aleja sustancialmente de las bases del concurso convocado por el Govern balear. El Govern debe sujetarse escrupulosamente a las bases del concurso y no apartarse ni un milímetro de él.

Estamos ante un caso emblemático de manipulación e intento de amaño de un concurso que de materializarse merece la máxima atención de la Fiscalía. Ante la convocatoria de un concurso público, unos políticos de la administración local (Isern y Gijón) muestran su predilección por una de las empresas concursantes. Y ante el resultado de las puntuaciones otorgadas por la Mesa de Contratación se muestran decepcionados y expresan –con gran sinceridad, todo hay que reconocerlo– que el concurso se convocó para que se instalase el casino en la Playa de Palma. Es decir, para que la licencia se concediese a una de las empresas concursantes, sin atender ninguna otra oferta.
 
Las bases del concurso son públicas y en ellas se determina los aspectos de la oferta a valorar. Y si una de las empresas, según los criterios técnicos, obtiene la máxima puntuación, esa es la que debe ganar al margen de otras consideraciones políticas que desprenden un tufo a corrupción que empieza a ser algo más que molesto. Después de lo que hemos vivido en esta Comunidad Autónoma parece increíble que los políticos del PP se atrevan a intentar influir en el resultado de un concurso público para que gane una de las ofertas que no ha obtenido la mayor puntuación. Creíamos que Mateo Isern nos traía otra forma de hacer política… pero parece que la cabra tira al monte y que su política es la de siempre. En este caso ni siquiera se cuidan de decirlo.

Ya se intentó un primer amaño al otorgar 20 puntos si el casino se ubicaba en una “zona turística madura”, sin que en la fecha de la convocatoria hubiese ninguna zona así declarada, lo que se hizo por decreto el 7 de junio de este año. Sin embargo, los técnicos de la Mesa de Contratación no han querido prestarse a una manipulación tan burda y cutre que recuerda mucho a la filtración de los exámenes de ascenso a oficial la Policía Local de Palma. Sencillamente no han aceptado el traje a medida que suponía la declaración de la Playa de Palma como “zona turística madura” y aquí radica el gran malestar de Isern y  Gijón. Afortunadamente ellos no son quienes deben decidir, pero ya comprobamos cómo despliegan todas sus armas para otorgar el concurso del segundo casino a la empresa que ellos previamente ya habían decidido. Cualquiera puede imaginar a cambio de qué.

(Publicado en Ciutat.es: http://www.ciutat.es/opinion/columnistas/item/10310-polemica-con-el-segundo-casino)

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