30 noviembre 2013

FISCALES CONTRA EL RUIDO


En Girona la Fiscalía pedía 7 años de cárcel para una pianista por contaminación acústica y lesiones psíquicas a una vecina. Luego lo rebajó a 20 meses y lo mismo a los padres de la pianista por cooperadores necesarios. Afortunadamente fueron absueltos.  En Palma el intendente Antonio Vera acusa al fiscal Subirán de actuar contra él porque no se tramitó con la celeridad que le hubiese gustado una denuncia suya por ruidos.  Estos casos demuestran que a la Fiscalía no le gusta el ruido, ni el físico ni el mediático. Siendo Palma una ciudad estridente como pocas y la apatía que en esta materia atenaza a la Policía Local, se entiende el berrinche de Subirán. ¿Quién podría reprochárselo?

El policía Santiago Adrover ha reconocido ante la jueza el amaño del concurso de ascenso a oficial de la Policía Local de Palma y ha confesado que le facilitó las preguntas otro imputado. Además admitió ser militante del PP y acusó al intendente Vera de colocar a agentes afines al partido para puestos clave. Vera dice que él no ha sido y que amaños los ha habido siempre. Es un asunto feo pero que nadie lo saque de quicio porque eso de colocar amigos no es exclusivo de nadie y está bastante generalizado. Seamos honestos. ¿Alguien puede creerse que solo UM enchufaba a afiliados en el Imfof o en Emaya? ¿No lo hacen el resto de partidos? Lo que pasa es que nunca se ha investigado a los demás.

Hasta la Guardia Civil “amaña” ascensos, aunque lo hace con una técnica más perfeccionada y sutil. No se llega a la cutrez de filtrar las preguntas del examen desde el propio ordenador oficial, como parece haber sucedido en la Policía Local de Palma. En la Benemérita, como en la Policía Nacional, cada año se condecora a varios agentes. Las condecoraciones se imponen exclusivamente a propuesta del mando, bajo criterios subjetivos y solo a los agentes más afectos al régimen. Cada medalla tiene asignada una determinada puntuación, lo que hace que aquellos que las tienen estén muchísimo mejor situados para ascender que aquellos que no han recibido ninguna jamás, por muy buenos servicios que hayan protagonizado. El perfil de los condecorados –siempre hay excepciones– es muy claro y nada tiene que ver con su profesionalidad, sino con su docilidad y mansedumbre. Lo mismo que las medallas que Policía y Guardia Civil otorgan a algunos jueces y fiscales, que premian no ya la docilidad, sino la sumisión ovina.

(Publicado en Última Hora)

 

No hay comentarios: