21 junio 2013

BAUZA, AJENO A LA CULTURA


Cuando se ha cruzado el ecuador de la legislatura y los resúmenes y valoraciones de estos dos años de gestión del Govern de José Ramón Bauzá abundan en los medios de comunicación, pocos han reparado en un hecho que a mí me resulta de lo más alarmante y muy demostrativo del estado real de las cosas y del nivel de aquel que nos gobierna. Ya sé que la cultura no está en su mejor momento, que los conciertos musicales son pocos, las obras de teatro son escasas, la producción cinematográfica no es boyante, la danza casi ni se recuerda, las galerías –algunas de pasado esplendoroso– cierran. El panorama es desolador. La crisis ha triturado a la industria cultural y la subida del IVA al 21% dio la puntilla a la mayoría de este sector que un día no tan lejano, concretamente en 2010 supuso entre el 3 y el 4% del PIB (unos 32.000 millones de euros) y daba empleo a 560.000 trabajadores, aunque ahora algunos hablan de él como una industria subvencionada y deficitaria. ¡Vamos, unos parásitos!

Y todo esto sucede con unos gobernantes denostando permanentemente la cultura. Dejaremos por un momento al margen su cruzada contra la lengua propia de Baleares, el catalán de las islas, con un desprecio e ignorancia permanente y generalizado. Pero ¿saben ustedes a cuántos actos estrictamente culturales ha ido el president Bauzá en sus dos años al frente del Govern? ¡Sólo a tres! Cifra que no compararemos con los actos militares o de las Fuerzas de Seguridad a los que entusiastamente ha acudido, por no herir aún más porque no hace falta escarnecer a nadie. Se trata de una decisión muy premeditada. Igual que el Rey Juan Carlos no asiste jamás al Teatro Real a ver ópera, pero sí va siempre que puede a las Ventas a ver corridas de toros. Cada cual va a donde le da la gana y se siente a gusto. Bauzá igual. En dos años solamente ha ido a tres: el 29 de septiembre del año pasado, en el Trui Teatre, acudió al concierto de Jaime Anglada con la Orquestra Simfònica de les Illes Balears, junto a los Príncipes de Asturias; el pasado 24 de mayo a la representación de la ópera Madama Butterfly en el Teatre Principal de Maó, en homenaje al barítono menorquín Joan Pons. Y ayer asistió al concierto de la Orquestra Simfònica en la Seu a beneficio de Cáritas. Es lícito sospechar que los tres actos cuentan con su presencia más por acompañar a los Príncipes, homenajear a Joan Pons y apoyar a Cáritas que por ver una ópera de Puccini o escuchar a la Simfònica, a la que paradójicamente tiene tan ahogada económicamente que uno no sabe si directamente se pretende matarla de asfixia. Este es el tristísimo bagaje cultural que Bauzá exhibe. Y él es tan consciente de ello y lo hace tan deliberadamente que en el debate sobre Política General en noviembre del año pasado exhibió como hitos de su política cultural la organización de visitas escolares a la Lonja de Palma o la exposición en el mismo recinto de Faces Project de Bernardí Roig. ¿No dan ganas de llorar? Más vacuo, imposible.
 

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