23 marzo 2013

INTERVENCIONISMO CENTRALISTA

 
Cuando el Gobierno se decide a legislar para los territorios insulares sin tan siquiera preguntar a los isleños qué opinamos, hay que temerse lo peor. Estamos tan acostumbrados a sufrir los atropellos de Madrid que cuesta creer que hagan algo pensando en nuestro bien. Este paternalismo centralista ya no cuela. Hace dos semanas la vicepresidenta Sáenz de Santamaría y el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, anunciaron la aprobación de un Anteproyecto de Ley de garantía de suministro e incremento de la competencia en Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla. Soria afirmó que pretenden reforzar la seguridad del suministro, introducir más competencia y disminuir los costes. Y yo que me lo creo, ¡claro!
 
Desde 1998 existe entera libertad por parte de empresas productoras de energía eléctrica de establecerse en las islas. El Gobierno predica que pretende introducir más competencia para disminuir los costes, pero si en Baleares actualmente Gesa-Endesa ostenta su cuota de mercado es por la falta de interés de otras productoras, sabedoras de que deberán acometer inversiones gigantescas para poder ofrecer un servicio adecuado sin que nada garantice que podrán recuperar la inversión de forma razonable.

Por la vía del intervencionismo salvaje el Gobierno pretende la entrada de nuevas operadoras y afirma que ello supondrá una bajada de precios. ¡No nos tomen por estúpidos! El negocio en el sector eléctrico no es el de las pescaderías en el mercado del Olivar, con todos los respetos. La producción y suministro de electricidad requiere de inversiones multimillonarias y nada asegura que alguien esté dispuesto a llevarlas a cabo solo para competir con Gesa-Endesa. Sin embargo, como es natural, en cuanto se apruebe la ley que ha sido remitida a las Cortes, Gesa-Endesa se replanteará –por no decir que paralizará en seco– sus inversiones previstas, lo que comprometerá la seguridad del suministro y miles de puestos de trabajo directos e indirectos. Además de encarecer la factura, porque se estarán incrementando los costes de producción al fomentar que la potencia instalada crezca más de lo necesario. Todo lo contrario de lo que se afirma perseguir. Y es que cuando en Madrid deciden solucionar nuestros problemas pero sin contar con nosotros solo queda echarse a temblar, empezar a preparar la cartera y gritar aquello de ¡virgencita, que me quede como estoy!
 
Publicado en Última Hora el sábado 23.3.2013.
 
 

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