A mediados de noviembre un ciclista de Sant Joan, Joan
Roig, fue atropellado mortalmente en Artá por un conductor que a parte de ser un
delincuente habitual, se dio a la fuga, ocultó el coche y trató de cambiar las
placas de matrícula. Al menos había tres delitos de los que podía ser acusado: imprudencia con
resultado de muerte (si no directamente un delito contra la seguridad del
tráfico), omisión del deber de socorro y falsificación de placas de matrícula.
Sin embargo, el fiscal de guardia en Manacor no estuvo presente cuando la
Guardia Civil de Tráfico entregó al presunto autor del homicidio ante el juez de
guardia, Ángel Mateo Goizueta. Por tal motivo, nadie ejerció la acusación y el
magistrado tuvo que dejarle en libertad. A pesar de las protestas ciudadanas,
nadie ha sido capaz de dar una explicación razonable por la cual el fiscal
estaba ausente en una declaración donde hubiese sido absolutamente pertinente
una petición de prisión preventiva. El fiscal no estaba en su lugar y aquí no ha
pasado nada.
El miércoles pasado tuvimos noticia de un caso no tan grave, pero igual de escandaloso por lo indicativo del pelaje de la fiscalía anticorrupción. Dos ex altos cargos del IB-Salut durante el último Pacte de Progrés, Josep Pomar y Javier Clavero, acudieron a declarar ante el juzgado de instrucción nº 3 de Palma, para aclarar el pago de los pluses salariales de los médicos a pesar de que una sentencia había declarado nulos. ¿Por qué motivo ningún representante del ministerio público acudió a las declaraciones e intervino en ellas? El absentismo de los fiscales es escandaloso. No fueron porque no tienen el más mínimo interés en el caso: afecta a miembros del PSIB y cuando esto sucede, no hay nada más que investigar ni esclarecer. Si fuesen de UM o del PP otro gallo cantaría, y habría interrogatorio incisivo y filtración a la prensa de petición de medidas cautelares e informes policiales varios. He aquí la doble vara de medir que con acierto denuncia el portavoz del PP, Miquel Ramis.
El absentismo es una falta disciplinaria para todo funcionario público, excepto para los miembros de la fiscalía, quienes aunque su ausencia injustificada causa un grave perjuicio a la Administración de Justicia, nadie es expedientado ni se ofrece explicaciones a la opinión pública. Convendría que les coloquen un reloj para fichar la hora de entrada. Empieza a ser hora que alguien les diga a los miembros de la fiscalía cuales son sus obligaciones y que si las incumplen, como es público y notorio que algunos hacen a menudo, sean sancionados por ello. Ya está bien de funcionarios vagos y absentistas que no van a trabajar sin justificación pero a los que se les ingresa la nómina puntualmente.
http://www.ciutat.es/opinion/columnistas/item/4761-el-escandaloso-absentismo-de-los-fiscales
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