13 enero 2015

POLICÍAS MUY ESPECIALES

Durante estos días tan frenéticos de atentados terroristas y toma de rehenes narrados casi en directo a través de las redes sociales, hemos visto imágenes muy impactantes desde Francia de la actuación de unos policías de los que sabemos muy poco. Por su propia naturaleza, las fuerzas policiales de operaciones especiales son unidades poco conocidas y que trabajan con un grado de discreción muy elevado. Pero como cada vez que hay terroristas armados y peligrosos amenazando la vida de rehenes, el ministerio del Interior francés encargó la resolución de la crisis (liberación de los rehenes y la neutralización de los terroristas) al Groupe d’Intervention de la Gendarmerie Nationale (GIGN) de la Gendarmería francesa y los miembros del RAID (Investigación, asistencia, intervención, disuasión) de la Policía Nacional francesa.
 
Los hermanos Cherif y Saïd Kouachi fueron abatidos por miembros del GIGN tras el asalto a la imprenta en la que se refugiaron en Dammartin-en-Goele. Por cierto, que no deja de ser paradójico que los asesinos de periodistas y dibujantes acaben parapetados en una imprenta, donde al final encontraron la muerte. Poco después, agentes del RAID hacían lo mismo con Coulibaly en el mercado judío de Porte de Vincennes.
 
Creo que tras lo sucedido en París merece la pena destacar que hay unos policías que en unas circunstancias de peligro directo y plausible para sus propias vidas, en lugar de cagarse de miedo como haríamos cualquiera de nosotros, no solo no huyen despavoridos para salvar su propia vida sino que se ponen al frente de la situación y buscan solucionarlo lo mejor posible con los medios que el Estado ha puesto a su alcance y la especializadísima instrucción y entrenamiento que han recibido.
 
Quizás recordarán ustedes que el 3 de abril de 2004 murió uno de los Geos del Cuerpo Nacional de Policía durante el asalto al piso de Leganés donde estaban atrincherados los terroristas, tras la matanza en los trenes de Atocha. Se llamaba Francisco Javier Torronteras y estaba casado y era padre de dos hijas. Cuando los terroristas se inmolaron con explosivos, la onda expansiva le alcanzó y le causó heridas mortales. No he podido evitar acordarme de este policía al ver los uniformes negros de estos agentes de las fuerzas especiales fuertemente armados, con cascos de astronauta y escudos enormes.
 
Ahora estarán los ministros del Interior, los responsables de seguridad, antiterrorismo e inteligencia mirando cómo controlar mejor a los terroristas yihadistas que vuelven de Siria. Pero pocos se acordaran de estos policías tan especiales que salvaron la vida de los rehenes. Yo sí me acuerdo y sirva este artículo para proclamar mi pública admiración a todos ellos, ya estén en la UEI de la Guardia Civil, los Geo de la Policía Nacional o los franceses del GIGN y del Raid que se jugaron la vida la semana pasada en París para salvar a ciudadanos indefensos.
 
(Publicado en mallorcadiario.com)

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