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De izquierda a derecha: Josep Vicent, Mateo Isern y Fernando Gilet |
Les ha importado un bledo que la temporada, muy a su pesar, se haya saldado con un éxito sin paliativos de público y crítica. La junta directiva del consorcio que dirige la Orquestra (políticos de Govern, Consell y Cort) ha ejecutado su venganza por unas palabras que Josep Vicent pronunció en agosto del año pasado, cuando Fernando Gilet le reprochó que no trajera patrocinios, obviando que entonces ni él ni ningún músico cobraban sus nóminas puntualmente: “Yo no tengo contactos con la mafia. No puedo coger un teléfono y pedir un millón de euros, sino demostrar que tenemos una orquesta magnífica”. Lo ha demostrado con creces, pero quienes le contrataron ahora hace un año no lo hicieron por su valía, sino por otras cosas. ¡Qué equivocados estaban! Él pronto demostró no ser la persona que los gestores creían. Por eso lo despiden de forma tan indigna. Y vergonzosamente renuevan al gerente Minaya, un verdadero desastre. El maestro Vicent ha dicho: “somos músicos y tenemos ética”. Contrasta con los gestores, políticos sin ética que no saben valorar la valía artística de la Orquestra. Y quién sabe si buscan gente con contactos en la mafia.
Ya que hablamos de animales solípedos, recordemos que el burro que va delante y sirve de guía a la recua se denomina “liviano”. El diputado del PP y portavoz de economía en el Congreso, el inefable Vicente Martínez Pujalte, calificó así el delito de tráfico de influencias por el que Jaume Matas cumple condena en Segovia: liviano. Se mostró apenado porque “igual que Fabra, Matas es mi amigo”. Igual le conviene elegir mejor a sus amigos. Y el PP a sus livianos.
(Publicado en Última Hora)
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