25 mayo 2013

UNAS PIEZAS QUE NO ENCAJAN



Más allá del escándalo generado por las declaraciones de Bartomeu Vicens sobre Can Domenge, conviene entrar en el fondo de su relato para ver si las piezas encajan o no. No perdamos de vista que Vicens es coimputado y además, está preso por dos condenas firmes de malversación de caudales públicos de 3 años cada una. No podemos darle a sus palabras valor absoluto ni más del que estrictamente tienen, esencialmente porque él busca salir de la cárcel cuanto antes obteniendo un trato de favor que de otro modo no conseguiría. Y sobre todo quiere evitar que su esposa acabe encarcelada por blanquear dinero de Son Oms a través de Metalumba, motivo por el que la Fiscalía pide 13 años de cárcel para ella y otros 19 para él. Casi nada.
Vicens ha introducido un elemento inédito sobre Can Domenge: que el concurso se amañó presuntamente por orden de Munar y Nadal para que ganase el Grup Fer y no Sacresa, como hasta ahora creía Anticorrupción, a cambio de una comisión de 3 millones €. Pero el Grup Fer no ganó porque el proyecto que presentó no era lo suficientemente bueno. O sea, que inicialmente el concurso no estaba amañado para que ganase Sacresa, como hasta ahora decía la Fiscalía, sino el Grup Fer, cosa que finalmente no sucedió. ¿Cómo es posible que se considere amañado un concurso y la empresa a beneficiar acabe en tercera posición? ¿Qué clase de amaño es este? Vicens afirma que el jurado técnico “fue totalmente imparcial” y que ganó el mejor proyecto, el de Sacresa – Ferrá Tur firmado por Jean Nouvel. Entonces ¿dónde está el amaño si ganó el mejor? Explica entonces Vicens que es después de que Sacresa obtenga la mejor puntuación cuando se le exige el pago del soborno, ahora 4 millones (la mitad por delante) pero no parece lógico que pague cuando ya ha ganado.
Vicens sólo ha devuelto 160.000 € que es un exiguo 26,6% de lo que dice haber cobrado y sólo un 4% de toda la supuesta comisión. Y por ahora no se ha encontrado más dinero a pesar de los registros. Las piezas no encajan y debe seguir investigándose. En estas circunstancias, llevar a juicio el caso Can Domenge sin que se juzgue el presunto soborno se antoja un disparate colosal. Una chapuza jurídica porque el cohecho sería el móvil del concurso y es ilógico juzgar una cosa sin la otra. Absurdo.  Puede acabar pasando que las prisas por despachar el asunto sin indagar convenientemente den al traste con todo el caso.
 
(Publicado en Última Hora el 25.5.2013)

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