17 julio 2008

Guantánamo

Hoy hemos visto por primera vez las imágenes del interrogatorio de un preso en Guantánamo. Se trata de Omar Khadr, un canadiense que tenía 16 años cuando fue sometido al interrogatorio que ahora hemos visto por agentes del servicio de inteligencia de Canadá y 15 cuando fue capturado en Afganistán. Es decir, era menor de edad. Un niño de la guerra. Actualmente tiene 21 años y aunque parezca increíble, continua retenido en la base militar que los Estados Unidos tienen en Cuba, a pesar de que no ha sido juzgado aún. Más de 6 años privado de libertad, sometido a un régimen carcelario que no respeta los derechos humanos y sin un juicio justo.

¿Cómo puede la comunidad internacional contemplar impávida estos graves abusos del gobierno de los Estados Unidos sin escandalizarse? ¿Cómo es posible que únicamente las organizaciones internacionales como UNICEF y Amnistía Internacional, entre otras, exijan al Gobierno de Canadá que pida la repatriación de Omar Khadr y al Gobierno norteamericano que lo ponga en libertad? El mero hecho de ver a un niño pedir ayuda entre llantos, ¿no es suficiente para ablandar el corazón de sus interrogadores? ¿No tienen ni una pizca de piedad para con un compatriota que es el preso más jóven de Guantánamo?

La mera existencia de Guantánamo es una vergüenza para la humanidad, y el desprecio de los Estados Unidos por las leyes internacionales en su patética "guerra contra el terror", es la muestra más clara de la decadencia moral del imperio norteamericano y de su gobierno neoconservador. Esperemos que las próximas elecciones presidenciales consigan enderezar la situación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Omar es el único occidental en Guantánamo, por eso tiene esta booming campaña por la primera vez contra la política de EEUU. pero, ¿los otros cientos de orientales no merecen ni mencionar sus sufrimientos y amargura cotidiana???!! sólo porque son orientales significa que no son humanos??!! jámas he visto injusticia tal como la del occidente y su régimen terrorista contra la humnanidad, el occidente nunca cambiará...