La actualidad diaria nos lleva a dar rápido carpetazo a las noticias sobre crímenes brutales que protagoniza el Estado Islámico con un simple comentario como “¡vaya bestias…!”. Occidente y los occidentales no estamos tomando conciencia ni percibiendo la gravedad de lo que sucede en las amplísimas zonas de Irak, Siria y ahora también Libia, controladas por estos salvajes. Pero no será porque no tengamos conocimiento de sus fechorías, que pasan por quemar vivos a alguno de sus prisioneros, grabarlo en HD y difundirlo por Internet; degollar colectivamente a 21 personas solo por ser cristianos; o cortar las manos a mujeres por utilizar un teléfono móvil, entre otras barbaridades. Lo sabemos, nos escandalizamos y además nos aterrorizamos, pero nadie parece hacer nada en Europa.
Tras los atentados en París algunos creímos que se articularía alguna respuesta más contundente. Por supuesto, calificar así a un simple pacto político entre PP y PSOE o a una reunión de ministros de Asintos Exteriores de la UE se antoja excesivo. Dudo mucho que nada que no sea combatir con tropas de una coalición internacional pueda ser efectivo para frenar el avance de los terroristas yihadistas. Los gobiernos occidentales no se atreven a dar pasos en este sentido por temor a los ataques en su territorio. Pero los ataques se producirán de igual modo y cuanto más se tarde en hacer frente a esta amenaza, más difícil y costoso será conjurarla. Soy pacifista como el que más, pero ignorar lo que pasa en el territorio que controla sharia en mano el EI, no es pacifismo. Es irresponsabilidad.
Mientras los periódicos abran sus portadas con facturas de aparcamiento de sindicalistas, o con listados de millonarios con cuentas en Suiza, estaremos mostrando preocupación por un grifo que gotea cuando la casa está en grave riesgo de derribo. Y la cosa ha dejado ya de ser una anécdota para transformarse cadáver a cadáver en un peligro al nivel del nazismo.
(Publicado en www.mallorcadiario.com)
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