15 noviembre 2014

LA SEMILIBERTAD DE MATAS


Ángel Yuste, responsable de Instituciones Penitenciarias, compareció el jueves ante la Comisión de Interior del Congreso para explicar por qué su departamento otorgó el tercer grado a Jaume Matas. Negó categóricamente que el ex ministro haya recibido trato de favor o privilegio alguno y fundamentó su decisión en que ha mostrado un comportamiento ejemplar en la cárcel, está plenamente integrado en la sociedad, tiene familia normalizada, acredita tener trabajo y tiene contactos sociales previos a la comisión del delito. Sus prolijas explicaciones resultaron convincentes, aunque los diputados de la oposición, decididos a utilizar esta cuestión para desgastar al Gobierno, le criticaron duramente. El diputado mallorquín Pablo Martín acusó a Yuste de generar alarma social ya que lo considera un indulto encubierto. Reconozcamos que en materia de indultos y de corrupción el PSOE acredita gran experiencia. Sin embargo, cuesta entender qué alarma social puede causar que Matas salga de la cárcel cada día para trabajar y regrese cada noche a dormir. ¡Qué ridículo! ¡Ni que fuera el pederasta de Ciudad Lineal! Es deplorable que el responsable de las prisiones tenga que explicar a sus señorías lo que es el régimen abierto, al que están sometidos más del 16% de los internos en España no porque les convenga a ellos –que también–, sino porque le conviene a toda la sociedad. Las penas impuestas por los tribunales deben estar encaminadas a lograr la reinserción social de los penados y la cárcel –aún más el régimen cerrado– debiera limitarse absolutamente a los delitos graves y a los delincuentes peligrosos. Lamentablemente en España preferimos encarcelar a Isabel Pantoja, aunque de nada sirva, antes que dejarla en semilibertad o colocarle un GPS y que así pueda trabajar y pagar la multa de más de un millón de euros a que fue condenada por blanqueo.
 
Ayer el Fiscal General del Estado Eduardo Torres Dulce defendió la decisión de la Fiscalía de recurrir ante el juzgado de vigilancia penitenciaria para lograr revocar el tercer grado a Matas. Se comprende su nerviosismo con el pastel que tiene a cuenta del 9N, pero esta intranquilidad no debería llevarle a cometer excesos como el de calificar de miserables a quienes no mantienen el mismo criterio que el fiscal Pedro Horrach. Ni José Castro ni los magistrados de la Audiencia de Palma se merecen estos improperios.
 
(Publicado en Última Hora)

No hay comentarios: