13 septiembre 2014

OTRA DIADA RIDÍCULA


No diré yo que para celebrar la Diada de Mallorca haya que montar en Palma una multitudinaria V entre Colón y Jaume II, ni que se organice un concierto de Lluis Llach o Maria del Mar Bonet como se hacía antaño para conmemorar la efeméride. No importa incurrir en importantes dispendios, habida cuenta de que no hay ni para asfaltar las carreteras. Ya sabemos que nos ha tocado vivir bajo el yugo de una austeridad asfixiante (a unos más que a otros), pero no es necesario caer en el ridículo más absoluto y organizar, si así puede llamarse, una Diada de tercer nivel si no peor, a la altura del Consell que preside María Salom y que aspira a liquidar. Para esto mejor no hagan nada. Nadie lo iba a notar. Además, sin el Joc de Ministrils, desmantelado a las bravas por capricho presidencial, todo desluce. Mucha misa (eso que nunca falte) pero un engorroso trámite que hay que despachar y despechar a disgusto. Los consellers insulars de MÉS, siguiendo la tradición, no participan en el acto central del Teatre Principal. En aras al sacrosanto ahorro conviene que no los inviten nunca más. Las invitaciones son papel mojado y su periódico y reiterado rechazo, un gargajo a la institución que en buena parte les mantiene. A ver si también rechazan el salario que cobran y las suculentas asignaciones al partido que se embolsan.
 
Pero para espectáculo, el que protagonizó la Guardia Civil solo dos días después de que Cuatro, la cadena hermana de Telecinco, emitiera un programa vergonzoso, denigrante y plagado de demagogia sobre Magaluf, programa que naturalmente llegó a ser trending topic en Twitter. Llevaron a cabo una espectacular operación antidroga denominada “Narval”, con especialistas de la UCO de Madrid, antidisturbios con chaleco antibalas, casco y pasamontañas e incluso un helicóptero sobrevolando a baja altura Palmanova (para que todos lo vean y lo oigan), donde acaban detenidos 9 británicos, sin que conste con exactitud la naturaleza o cantidad de droga aprehendida. Todo un aviso a navegantes más que una operación seria que suponga un golpe al menudeo en los locales de copas y discotecas de la zona. ¿Era necesaria una alharaca de este calibre para advertir a algunos empresarios que las cosas van a cambiar a partir de ahora y que paren si quieren evitar la cárcel? Nunca tarda quien llega a tiempo, pero en Punta Ballena todos llegan muy tarde. Quizás la Fiscalía averigüe por qué.

(Publicado en Última Hora)

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