El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, es más nocivo que el virus de la gripe A. Su persistencia en defender en solitario las prospecciones petrolíferas, ya sean en el Mediterráneo o en Canarias, es solo comparable a la tozudez de la consellera de Educación y Universidades del Govern, Joana Maria Camps, en reivindicarse por la vía de los hechos como la menos idónea para un cargo de tanta importancia. Y no pretendan culpar del desaguisado a Patri Moreno, la jefa de prensa destituida. La responsable última del caos es Camps.
Aún prevenidos por ella misma en mayo de 2013, cuando avisó
con franqueza de que “mi experiencia en el mundo de la cultura es la que puede
tener cualquiera de ustedes”, su gestión durante estos 8 meses no puede ser peor.
A base de inmovilismo, sordera, coacciones y expedientes disciplinarios, tiene
a toda la comunidad educativa hecha unos zorros. Desde 1983 ha habido 13
consellers, de todas las formaciones políticas, unos mejores y otros peores,
pero ninguno como la actual. Francesc Gilet (PP), Maria Antònia Munar (UM),
Alexandre Forcades (PP), Bartomeu Vidal (UM), Bartomeu Rotger (PP), Joan
Flaquer (PP), Manuel Ferrer (PP), Damià Pons (PSM-EN), Francesc Fiol (PP),
Bàrbara Galmés (PSIB), Bartomeu Llinàs (PSIB) y Rafel Bosch (PP), fueron todas
ellas personas altamente capacitadas, cada cual con sus propias debilidades y
virtudes. Pero Camps aborrece su propio departamento, lo ignora todo de la
cultura, -parece detestarla tanto como el propio presidente Bauzá, lo que ya es
decir- hasta el punto de traducir el informe PISA en informe “trepitja”, un error que caricaturiza al
personaje de forma precisa. Y es incapaz de solucionar ni el más leve de los
graves problemas que afectan a la educación, como es de ver. Con ella todo va a
peor.
¿Qué sucedería si un funcionario cualquiera de la
Conselleria de Educación no asistiese a los actos públicos a los que se supone
que tiene obligación de acudir? Si Camps pretende seguir cobrando sin trabajar,
Bauzá debiera cesarla inmediatamente por zángana. Se escaqueó de la ceremonia de
inicio del curso en la UIB, pasó de la toma de posesión de Carme Riera en la
RAE, no fue a los premios Ciutat de Palma y desprecia al Consell Escolar, al
que acudió ayer por primera vez en 8 meses. ¿Al margen de tuitear
compulsivamente, hace algo para ganarse el abultado sueldo que le pagamos? En
absoluto.
(Publicado en Última Hora)
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