09 octubre 2009

TRAPOS SUCIOS

Hoy el periódico Última Hora publica en su página 14 este artículo de opinión:


TRAPOS SUCIOS

Dos agentes de la Guardia Civil de Inca han denunciado a su sargento en el juzgado de guardia por haberles vejado, insultado y finalmente, por encañonarles con su pistola y amenazarles con pegarles dos tiros. Parece que hay testigos de la conducta del suboficial y tanto los denunciantes como los testigos, han sido dados de baja médica por causas psicológicas. Al sargento le ha sido retirada el arma de fuego, lo que viene a ser la confirmación tácita de la existencia de irregularidades, aunque inexplicablemente no ha sido apartado del servicio y, por tanto, continúa ocupando una posición de superioridad jerárquica sobre los denunciantes y los testigos y, lo que es peor y más alarmante, sigue teniendo acceso a las armas de fuego del cuartel.

A la espera de que por parte de la Autoridad Judicial se aclare lo sucedido, el más elemental sentido de la prudencia aconseja adoptar las medidas cautelares que la ley prevé en estos casos y que según denuncia la asociación mayoritaria de guardias civiles AUGC, no se han implementado aún. Y además, leemos que algunos mandos de la comandancia están disgustados pues consideran que los guardias han hecho mal denunciando los hechos en el juzgado, con el argumento de que “los trapos sucios se lavan en casa”. Me pregunto ¿cuánto tiempo tardarían esos mismos mandos en ordenar la detención y puesta a disposición del juzgado togado militar, de un guardia que echara mano a su arma de fuego para amenazarles a ellos? ¿Hablarían entonces de lavar los trapos sucios en casa? Debería ser motivo de reflexión la circunstancia de que los guardias habitualmente consideren inútil denunciar algo de forma interna, y opten por acudir a la vía jurisdiccional. Y en cualquier caso, ¿cómo puede reprocharse a un trabajador que acuda a los juzgados cuando presuntamente ha sido víctima de acoso laboral y de amenazas, lo que pudiera ser constitutivo de delito?

No es la primera vez, ni será la última, que se pretenda hacer pasar al agresor por víctima y a las víctimas por agresores. Y eso es lo que a buen seguro hubiera sucedido si se optara por “lavar los trapos sucios en casa”.


Joan Miquel Perpinyà
Ex secretario general deAUGC

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