21 junio 2014

CAL Y ARENA EN EL TSJB



El profesor del IES Llucmajor Jaume Sastre abandonó la huelga de hambre que mantuvo durante 40 días. Al margen de comprobar la catadura moral de los que le difamaron hablando de “operación bikini”, esta protesta también ha servido para que todos los ciudadanos de Baleares observen la calaña de José Ramón Bauzá (digo calaña en su primera acepción según el diccionario de la RAE: muestra, modelo, patrón, forma). A pesar de su titulación como profesional de la rama  sanitaria, del que teóricamente se espera un mayor grado de humanidad, en 40 días no movió un dedo para dialogar con los docentes y desactivar la protesta de Sastre. Pudo convocar el Consell Escolar, pudo ordenar al conseller Guillem Estarellas (o a su subalterna Joana Maria Camps) que convocase la Mesa Sectorial de Educación y se reuniese con los sindicatos, pudo él mismo convocar a los sindicatos al Consolat de Mar, como se le pedía. Pudo hacer muchas cosas que no le suponían gran esfuerzo, pero no hizo nada. Es irónico que ahora Bauzá se conmueva en Madrid oyendo al rey Felipe VI hablar de puentes del entendimiento, diálogo, moderación y concordia.

Tras la palada de cal de la Sala de lo contencioso administrativo del TSJB con el asunto de la farmacia del president, ahora hemos tenido la de arena con Es Guix. Pareciera calculado al milímetro, pero no seamos malpensados. Si en aquella ocasión los magistrados se mostraron divididos pero con una mayoría ajustada favorable a no aplicar la ley para no perjudicar a Bauzá, en esta ocasión avalan la modificación del PTM que cataloga Es Guix, impidiendo la construcción de una urbanización de 700 habitantes como quería el vicepresidente Antonio Gómez, ex alcalde de Escorca y promotor de la iniciativa. Sin embargo, trasluce en la sentencia una tentación que también se observa en la sentencia de la farmacia Bauzá cuando los magistrados advierten de un posible recurso de inconstitucionalidad respecto de la regularización prevista en la Ley Company. En ambas sentencias parecen confundir su función de hacer las leyes, que corresponde al Poder Legislativo, con hacer cumplir las leyes. Los jueces se extralimitan porque su función no es hacerlas, sino hacer que se cumplan. Si las leyes no les gustan, pues que se presenten a las elecciones y las hagan ellos directamente. Debieran dejar de hacer política, aunque quizás es pedir demasiado a los todopoderosos jueces.

(Publicado en Última Hora)

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