06 diciembre 2014

"A LA FISCALÍA VAS, BARRABÁS"

No dejamos de leer noticias que transmiten la errónea y penosa percepción de que la corrupción va a más. Los jueces decanos se reúnen en Valencia y lanzan una batería de propuestas para luchar contra el fenómeno que se convirtió hace tiempo en el segundo asunto en importancia para los españoles según el CIS, solo por detrás del paro, aunque eso nunca ha impedido a los votantes otorgar el gobierno a presuntos corruptos, como en Catalunya, Madrid o  Andalucía, por citar algunos ejemplos relevantes. Si se argumenta que Mariano Rajoy carece de credibilidad a la hora de proponer medidas para combatir la corrupción, el PSOE de Pedro Sánchez no anda sobrado, con 2 ex presidentes de Andalucía (Chaves y Griñán) que no dimiten de sus cargos por no perder el aforamiento. Tampoco los jueces decanos pueden dar lecciones cuando piden eliminar aforamientos a los políticos, pero nada objetan a su propio aforamiento, el de casi 7.600 jueces y fiscales, como si ellos estuvieran exentos de sufrir la lacra que sí ha manchado a la Casa Real, partidos, sindicatos, bancos, etc. No hay que olvidar los viajes a cuenta del erario público del expresidente del CGPJ y del Tribunal Supremo Carlos Dívar. O como apuntó el jueves en Canal 4 TV el catedrático de la UIB Joan Oliver Araujo, lo tolerantes y comprensivos que se mostraron los magistrados del Supremo al rebajar la condena de Jaume Matas desde los 6 años y 9 meses impuestos por la Audiencia de Palma hasta los 9 meses de cárcel y sin embargo no fueron igual de comprensivos con Maria Antònia Munar, por la sencilla razón que UM jamás nombró a ningún miembro del CGPJ.

Que hay jueces y fiscales que ejercen una labor encomiable y discreta, está fuera de duda. Que los hay con aspiraciones al estrellato, tampoco. Y aunque no lo parezca, son humanos y por tanto no son infalibles. El varapalo que acaba de cosechar la Fiscalía Anticorrupción con la inadmisión de la querella por el 'caso Cesgarden' lo confirma. Ellos también se equivocan y cometen errores. Sin embargo se ha instalado entre los políticos la propensión de someter a la Fiscalía cualquier controversia. Ahí están Mateo Isern y Andreu Garau: "A la Fiscalía vas, Barrabás". El "calumnia que algo queda" ha dejado paso al "querella que algo queda". Sucede que se sabe cómo empieza, pero no cómo termina. Se va a por lana y quizás se vuelve trasquilado. Y es que quien juega con fuego, puede quemarse.

(Publicado en Última Hora)

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