Para atreverse a atacar al juez Castro, el fiscal Pedro Horrach debe estar muy angustiado. La dureza de sus críticas recuerda otros “avisos” de la Fiscalía a jueces incómodos para el Estado. Y deja entrever que lejos de una divergencia jurídica estamos ante un pulso en toda regla, ya anticipado en Vanity Fair. Las cosas han llegado muy lejos, le vienen a decir al veterano magistrado. Como en el Parado de Selva: ‘tura’t ben aviat, perquè si no t’atures seràs ‘turat! ¿Seríamos testigos de una confrontación así de no afectar a la hija del Rey? En ningún caso. Como tampoco el fiscal hubiese nunca recurrido una imputación del juez si la encausada no fuera la Infanta Cristina. Que ahora acuse a Castro de dilatar el procedimiento con diligencias que él considera innecesarias, redundantes y contradictorias, es tan grave como sórdido. No descarten que pida que pida el procesamiento del juez por filtraciones a la prensa.
“No se puede imputar
a nadie por lo que es, sino por lo que ha hecho”. Tiene razón el fiscal, pero
omite que él mismo ha solicitado la imputación de decenas de personas con menos indicios delictivos. Los ha interrogado
con toda dureza para aclarar su implicación y no le ha preocupado el perjuicio
que ello les pudiera acarrear porque forma parte de la acción de la Justicia.
No estamos aún ante un juicio, sino ante una ciudadana que debe dar
explicaciones de hechos delictivos protagonizados por su marido y de los que
ella, cuanto menos, se ha beneficiado directamente, cosa que ya nadie duda. Horrach
protege a la Infanta por ser lo que es, al margen de lo que haya hecho. Su nula
voluntad de investigarla aflora en el reproche a Castro por haberlo hecho
“provocando una dilación no conveniente”. No hay que restar importancia al “tipo,
cuantía y color de los globos” de las fiestas del matrimonio ducal, porque bien
que interesó el de las famosas escobillas de váter de Sant Feliu.
Tras 6 meses de minuciosa
investigación del presunto soborno de Can Domenge, solo ha aparecido dinero
no declarado en Andorra. ¿De quién? De Bartomeu Vicens. En el juicio nada dijo entonces
del dinero en Andorra, sino que solo devolvió 160.000 € y aseguró no tener más.
Mintió. Los fiscales no registraron su domicilio y solo fueron a casa de Munar
y Nadal, donde nada hallaron. Igual si hubiesen ido a casa del “arrepentido” habrían
tenido más suerte.
(Publicado en Última Hora)
1 comentario:
No se como acabará el tema de la Infanta, pero que sepa el Juez Castro que gracias a él nos hemos dado cuenta hasta que punto está manipulada la fiscalía. Que sepa que se ha ganado a la ciudadanía y que pase lo que pase siempre tendrá nuestro apoyo.
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