22 julio 2012
EL PALACIO DE LA INCOMPETENCIA
En Baleares ya tenemos nuestro propio aeropuerto de Castellón, un genuino Palacio de Congresos con su correspondiente hotel sin congresistas ni huéspedes. En plena fachada marítima de Palma, entrando en la ciudad por la autovía que nos trae del aeropuerto de Son Sant Joan, dará la bienvenida a los turistas no un monumento a la incompetencia y a la improvisación con el dinero ajeno, sino dos. Dos edificios emblemáticos, enormes, arrogantes, pero vacíos, sin utilidad y abandonados. Erigidos en una zona inmejorable de la bahía de Palma, pero que requieren de inversiones millonarias para poder ser utilizados en algo y sacarles algún provecho, si es que eso es posible a estas alturas.
Echaremos de menos las siempre amables e iluminadas palabras del arquitecto Patxi Mangado, artífice de la mole de cristal y acero, el ‘pez varado en la arena’ como la denominó él mismo al diseñarlo. Aquellas visitas del presidente Bauzá y el alcalde Isern, acompañados de Mangado, quienes paseaban por las enormes salas en obras con sus flamantes cascos blanco, rodeados de una pléyade de lameculos generosamente pagados con el dinero de nuestros impuestos, incapaces siquiera de terminar la obra más inútil y más cara proyectada en nuestra comunidad autónoma.
Las invectivas y maledicencias contra el vecino de Gesa han generado un karma tan poderoso que hace que su ‘pez varado’, más parecido a una cárcel de alta seguridad, quede igualado al degradado edificio de Josep Busquets en ruindad e inutilidad. Lo lamentable es que lo sufriremos los ciudadanos, sin ver los hipotéticos beneficios, los milagrosos efectos sobre la economía y el turismo de la ciudad, la panacea de la desestacionalización que se nos había anunciado.
Paradójicamente, el día anterior de que el conseller de Turismo y el teniente de alcalde de Turismo de la capital anunciasen la paralización indefinida de las obras, El Mundo/El Día de Baleares publicaba exultante a cuatro columnas la siguiente noticia: “40.000 congresistas en lista de espera. El Ayuntamiento de Palma revela que ya hay solicitados 10 congresos para 2013 y 5 para 2015 con una repercusión económica para la ciudad de más de 10 millones”. Empezaba el artículo firmado por Indalecio Ribelles diciendo: “La música que acompaña al futuro Palacio de Congresos de Palma sigue sonando bien (…)”. Menudo chasco. O menuda burla.
En un nuevo ejercicio de hacer de la necesidad virtud, que caracteriza al presidente Bauzá, siempre dispuesto a hacer pasar lo malo por bueno, en declaraciones a la prensa consideró que sería “irresponsable” seguir adelante con las obras del Palacio de Congresos porque no hay recursos suficientes. Rehuyó explicar por qué se ha llegado hasta aquí. Tampoco se sabe si cabe calificar también de “irresponsabilidad” sus afirmaciones del 14 de marzo (no hace ni cinco meses), cuando garantizó que el mamotreto sin acabar suponía una “inversión productiva” que generaría puestos de trabajo y riqueza “de una manera inmediata” ya que varias empresas habían contactado con el Govern interesándose para organizar eventos, y que las obras estarían concluidas en marzo de 2013. También se nos dijo que generaría un negocio anual de ¡50 millones de euros!
Bauzá está demostrando ser un auténtico vendedor de humo, un maestro de la vacuidad, un prestidigitador de la nada. Nada le distingue por el momento de sus predecesores.
La conclusión que cabe sacar de todo este despropósito, de este dislate en que se ha convertido esta novela de terror del Palacio de Congresos, es que los políticos que nos han gobernado –y hablo de PP y también del PSOE–, dejados llevar por unos empresarios hoteleros que tras convencerles para emprender el proyecto les dejaron tirados a las primeras de cambio sin que eso les costase ni un céntimo, decidieron construir la infraestructura más inútil, más prescindible y menos necesaria de las que pueblan nuestra geografía, lo que ya es decir.
Nadie la ha querido construir con su dinero porque sabían que no se rentabilizaría jamás, como prueba que el concurso haya quedado otra vez desierto, a pesar de la considerable rebaja en las condiciones económicas. Querían que se levantase con el dinero de nuestros impuestos, pero nunca se atrevieron a proclamarlo así. Ahora nadie querrá acabarla y mucho menos gestionarla. ¿Y esto no es malversar? ¿Esto no es dilapidar millones de euros de recursos públicos? No me parece a mí que el Forum Turismo Deporte que organizaron Urdangarín y Matas en 2005-2006 fuera más inútil que este paradigma de la incompetencia política. Al menos, el Palma Arena está acabado y podemos ver en él algunos conciertos. Y pensar que hay gente en prisión por malversar 15.000 euros…
Cada vez que volvamos a oír hablar a Bauzá de que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” inevitablemente pensaremos en el Palacio de Congresos que los hoteleros de confianza y los dos principales partidos políticos de las islas decidieron construir sin preguntarse antes cómo se iba a pagar ni si realmente había necesidad de ello, o se trataba de otra veleidad injustificada. ¿Cuántas cosas podrían haberse hecho con los millones que ya hemos invertido en este monolito dedicado a la arrogancia política?
http://www.ciutat.es/opinion/tribuna/25652-el-palacio-de-la-incompetencia
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