13 junio 2012

ARROGANCIA ABSOLUTA

Uno de los rasgos definitorios más marcados de este primer año de gobierno de José Ramón Bauzá está siendo la holgada mayoría absoluta que da apoyo a su gobierno. Los 35 diputados que votaron su investidura aquel 15 de junio de 2011 han hecho que el presidente no pierda ni un minuto de su tiempo en buscar otros apoyos parlamentarios o extraparlamentarios en las difíciles decisiones que ha tenido que tomar. Tampoco se molesta excesivamente en explicar con detalle lo que hace el Govern y a dónde nos conduce, más allá de mantras vacuos –sabemos lo que hay que hacer–. El nivel dialéctico del Parlament es paupérrimo y no pasa del cruce de acusaciones entre el partido en el gobierno y los dos grupos de la oposición. A pesar de la gravedad de la situación que atravesamos, nadie siente la necesidad de concertación.De este modo, Bauzá se parapeta en el programa electoral de su partido y en sus 35 diputados, sin atender ni a la oportunidad ni a la inteligencia, no digamos ya al debate y al consenso. Ni rectifica ni matiza nada, pues lo considera un síntoma de debilidad.

De este modo hemos pasado de la mayoría absoluta a la arrogancia absoluta. Y en materia especialmente sensible, como es la lengua. Con lo que costó llegar a un consenso en esta cuestión, el Partido Popular desanda el camino andado, retrocede 26 años atrás y dinamita el frágil equilibrio que existía y que ya nunca volverá a verse. La representante del PSOE anunció que lo primero que haría si vuelve al Govern es derogar la Ley de la Función Pública que ha impulsado el conseller Gornés y que no exige el conocimiento de la lengua catalana para ser empleado del gobierno autonómico, sino que lo puntúa como un mérito puntuable más, salvo algunas excepciones como en la enseñanza, donde sí es obligatorio.

El PP argumenta que lo llevaba en su programa electoral. Pero también llevaba la reducción de impuestos y del número de desempleados y no lo está cumpliendo ni parece que tenga intención de hacerlo. ¿Realmente había una amplia demanda social que justificase esta iniciativa? ¿Era imprescindible abrir este melón y modificar la Ley de Normalización Lingüística, aprobada por todos los partidos en 1986? ¿No había otro modo menos traumático de abordar el problema desde el diálogo y no desde el rodillo parlamentario? ¡Claro que lo había! Pero Bauzá no ha tenido el más mínimo interés en explorar otro camino porque las mayorías absolutas son así. Ha bastado un año en el Consolat de Mar para que no sienta ninguna necesidad de hablar con nadie, ni de atender a los ciudadanos -incluso a los que le votan-, mucho menos a los que no le hacen pero de los que él también es el presidente, aunque parezca no darse cuenta.
Porque Bauzá, quiera o no, sea consciente o no, es el presidente de todos los baleares. Debe gobernar para todos y no sólo para aquellos que le votaron. No debe olvidar que más de un 40% de habitantes del archipiélago no fueron a votar el 22 de mayo del año pasado y 4 de cada 10 de los que votaron, no le eligieron a él. Por tanto, es su obligación buscar el diálogo y el consenso en todo aquello que sea posible, algo a lo que parece haber renunciado sin ningún motivo. Ni intentarlo siquiera.

Mientras tanto, tras doce meses en el gobierno, Bauzá ha pasado de 35 a 34 diputados, y el paro sigue azotando a los habitantes de las islas, muchos de los cuales han agotado sus subsidios y prestaciones. Pagamos la gasolina más cara de todo el Estado. Las empresas siguen cerrando, los trabajadores ganan menos por el mismo trabajo o más y seguimos siendo líderes en desahucios en todo el Estado. Tenemos un montón de problemas sin resolver en materia turística, económica, de competitividad, de formación, en la enseñanza, en la industria y en el comercio. Y el Govern se dedica a crear nuevos. Incluso tiene una convocatoria de huelga indefinida de médicos de la sanidad pública, como si no bastase con el incremento de las listas de espera quirúrgicas o el cierre de hospitales y centros de salud. Y lo único que se le ocurre es culpar a la oposición sin buscar soluciones alternativas…

En esta coyuntura económica, social y política, ¿no sería más prudente dedicarse a unir esfuerzos y a trabajar para solucionar los problemas de la gente antes que generar más división en temas que no son ningún problema para la ciudadanía? Es lo que tienen las arrogancias absolutas.

Son capaces de convertir a cualquier gobernante en una escultura de mármol, sin necesidad de meditar, sin necesidad de rectificar, sin necesidad de modular su voluntad a la oportunidad y a la conveniencia. Y así es imposible salir del hoyo en el que estamos metidos todos.

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