09 febrero 2012

EL ABISMO SOCIALISTA


Terminado el 38º Congreso del PSOE celebrado en Sevilla el fin de semana pasado, cabe preguntarse ¿qué ha hecho el principal partido de la oposición que ahora lidera Pérez Rubalcaba para iniciar su recuperación, o lo que es más importante, su credibilidad? La respuesta es descorazonadora: absolutamente nada. En la sede del PP deben estar de fiesta porque si sus 168 escaños ya se lo ponían ciertamente fácil, el resultado del conclave socialista les libra de una oposición que merezca tal nombre.

Es imposible que quienes han llevado al partido a la mayor debacle electoral de su historia, sean capaces de darle la vuelta a la tortilla convenciendo a la ciudadanía de su aptitud para Gobernar en tiempos difíciles, ofrecer una alternativa a las políticas liberales impuestas desde la Unión Europea y recobrar la cantidad necesaria de credibilidad para que sus propuestas y sus críticas no suenen a cruel sarcasmo. La ciudadanía emitió un veredicto suficientemente contundente en las pasadas elecciones municipales y autonómicas (en mayo 2011) y en las generales (marzo pasado). No aprobaron ni los candidatos ni mucho menos el proyecto que defendían, pues no era creíble y además, había fracasado y muchos votantes se sintieron engañados.

El PSOE no ha hecho el menor atisbo de autocrítica. No ha planteado alternativas e incluso tenemos que ver cómo es el gobierno del PP quien limita el salario a los directivos de las cajas de ahorro intervenidas, mientras el PSOE y sobre todo su gobernador del Banco de España miraban hacia otro lado o ¡hacían llamadas a la moderación salarial! Los delegados del Congreso han votado pensando en ellos mismos, no en conquistar a sus futuros votantes. Han planteado el congreso, una vez más, como una guerra de familias y una pugna por el poder. En absoluto han pensado en los 4.300.000 electores que en 2007 votaron por Zapatero y en 2011 no quisieron a Rubalcaba. Y con esta arrogancia inexplicable, que demuestra su falta total de autocrítica y mucho menos de asunción de responsabilidades por parte de alguien, su alienación de la realidad y su alejamiento de la ciudadanía, el PSOE liderado por el viejo tiburón Rubalcaba se prepara para gestionar la nada, la irrelevancia más absoluta.

Igual sucede en Baleares. Cosechados 20.000 votos menos en las municipales y 95.000 votos menos en las generales, de los que sí les otorgaron su confianza en anteriores elecciones, su propuesta será calcada a la ofrecida en Sevilla. "Lo hemos hecho lo mejor posible. Nuestros candidatos son los mejores que podemos poner. No hemos hecho nada mal. Nadie tiene la culpa del desastre en el que está sumido el país y la comunidad autónoma". Nadie se da por aludido, nadie asume el fracaso y, por tanto, condenan a su partido al descrédito, a la falta de credibilidad y consiguientemente a la irrelevancia política, para gozo del PP.

Aina Calvo tira la toalla. Su apoyo visible a la perdedora del Congreso de Sevilla, Carme Chacón, le ha servido de sepultura política. La jefa de la oposición en Baleares, como hasta ahora. será Francina Armengol, quien controla el aparato del partido. Los afiliados al PSIB-PSOE escogerán entre ella y el miembro de la corriente Renovación Socialista, Carles Bona. Pero sus posibilidades son muy pocas, aunque su candidatura servirá para oír algo de crítica interna y no sólo críticas al PP.

Cabe imaginar que el objetivo prioritario de Armengol es devolver al PSIB al gobierno de las principales instituciones de las islas, pero ¿es ella la persona idónea? Claramente no. Si quienes han llevado al partido a la debacle total son los mismos que deben liderar la oposición con la mayoría más absoluta del PP, no cabe esperar tal milagro. La euforia en el PP debe ser incontenible. Por mal que lo hagan (y lo están haciendo pésimamente mal) la alternativa que los ciudadanos verán a sus errores les conducirá presas del pánico a no moverse de su lado. La desazón entre los votantes socialistas debe ser desoladora, pero sólo podemos culpar a los delegados que los militantes envían a los congresos, quienes inexplicablemente votan pensando en ellos y en nadie más. Como está de moda. Si la luctuosa foto que encabeza este artículo no les dice nada, pues con su pan se lo coman...


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