La gente detesta a los partidos políticos a los cuales no vota. Si aquellos partidos, además, son minoritarios y desde el centro político han podido pactar con la derecha o con la izquierda, según conviniera, (como también lo ha hecho Convergència i Unió, Partido Nacionalista Vasco o Coalición Canaria), eso genera odios imperdonables. Justamente esto es lo que ha sucedido con Unió Mallorquina.
Por lo que podemos leer en la prensa, en los blogs, en diversas páginas webs y en redes sociales de internet, Unió Mallorquina (UM) personifica todos los males de la política balear. “Ya era hora de que los echasen del Govern”, dicen unos. “Son todos unos corruptos”, dicen otros, en una generalización que humilla no a los militantes de UM, sino a toda la clase política. Pero ya está. PSOE y Bloc han echado a los miembros de UM de todas las instituciones: Govern, Consell de Mallorca y Ajuntament de Palma. Pero ¿gracias a los votos de quién ellos ocupan la presidencia de esas instituciones? ¿Tienen legitimidad para seguir al frente de ellas? En todo caso, el gobierno en minoría deviene, con el transcurso del tiempo, primeramente en ineficaz y más tarde, en inviable. Un hundimiento a cámara lenta.
En abril del año próximo, como tarde, habrá elecciones autonómicas. Y con toda certeza el PSOE no las ganará con mayoría absoluta, por lo que volverá a necesitar de todos los demás partidos –y desconocemos en qué situación estarán el Bloc y sus integrantes, o si concurrirán juntos o separados, porque ningún partido está muy pletórico últimamente–. Más allá de las fobias de cada cual, el panorama político balear volverá a ser el de siempre: si el PP no gana por mayoría absoluta, sólo la unión de todos los demás impedirá que formen gobierno. Y tengo para mí que en esa coyuntura, el president Antich y los socios del Bloc volverán a cortejar al partido al que ahora desprecian y humillan, tachando de corruptos a todos sus integrantes y expulsándoles del gobierno en todas las instituciones.
Durante muchos años hemos visto en UM a un partido denostado por muchos, pero a cuyas faldas se acudía para lograr el poder. El PP de Matas y Estarás conocieron el coste de sus campañas de desprestigio a sus socios de gobierno, especialmente durante 2006-2007. Es posible que UM haga saber al PSOE y en menor medida al Bloc, el coste de su prepotencia. Porque ¿no quedamos en que no había partidos corruptos, sino personas corruptas? Entonces, ¿a qué este castigo colectivo contra todos los integrantes de UM? ¿De verdad alguien piensa que tan drástica medida no va a traer consecuencias en el futuro? Seguro que Antich lo sabe, y quizá por eso quiere agotar su mandato. Es posible que no vuelva a entrar en el Consolat de Mar cuando esto termine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario