No me fastidia que se hagan fiestas, sino únicamente no
poder asistir a ellas. Si el sarao se hace en pleno agosto, en el islote de
Tagomago y en ella canta Ultra Naté, pues más me fastidia. Pero claro, sucede
que en Ibiza se celebran centenares de fiestas privadas y no soy invitado a la
inmensa mayoría de ellas. Hay que resignarse, pero si al menos no molestan al
vecindario, pues ya es bastante. Recordarán que los medios de comunicación muy
imprudentemente calificamos de “ilegal” la fiesta privada que tuvo lugar en
Tagomago el viernes 19 de agosto y que, al parecer, terminó a altas horas de la
madrugada del sábado. La conselleria de Medio Ambiente del Govern balear abrió
una investigación y ahora resulta que no consta y no hay pruebas de que allí sucediera
nada ilegal ni susceptible de sanción. Nuestro gozo en un pozo. Se nos olvida
que Tagomago es un islote privado, no público. Lo mismo sucede con el islote de
s’Espalmador en Formentera. Eso podría solucionarse comprando el terreno, si
estuviera a la venta. S’Espalmador lo está, pero Tagomago no. Parece haber sido
motivo de indignación general que alguien alquile el islote para celebrar allí
una fiesta privada, pero no consta que nadie denunciase ante la Policía Local o
la Guardia Civil ni ruidos, ni molestias, ni nada. Es cierto que Tagomago es un
territorio que goza de una elevada protección medioambiental y que hay consenso
para que esta se incremente, excepto por parte del conseller Vidal, que es
quien debe hacerlo. Pero Tagomago no es público, sino privado. Y todos
debiéramos respetar un poco más la propiedad privada. Aunque nos jorobe que
hagan fiestas y que no nos inviten. Y si no hay pruebas de que se incumplió la
legislación, pues hay que resignarse porque Tagomago, aunque no lo crean, tiene
dueño y no somos nosotros.
(Publicado en Periódico de Ibiza y Formentera)
No hay comentarios:
Publicar un comentario